SANTO DOMINGO, RD. -Desde su inauguración, el 16 de agosto de 1947, el Palacio Nacional conservaba por años hermosas joyas metálicas, porcelana y obras de arte plástico. Pocas de esas reliquias aún permanecen impecables con todo esplendor y valor histórico.
Y así mismo, transcurridos los años, muchas de esas prendas han desaparecido, y hasta en algunos casos, reemplazadas.
Tales son los casos de las Cariátides, figura femenina esculpida, con función de columna o pilastra, con un entablamento que descansa sobre su cabeza, y con imágenes originales en porcelana se ilustraba el majestuoso salón del mismo nombre en la tercera planta del Palacio Nacional.
El más típico de los ejemplos es la desaparición de la Tribuna de las Cariátides en el Erecteion, uno de los templos de la Acrópolis ateniense en Atenas.
Casi con su misma posición e imagen, con los años estas hermosas reliquias fueron desapareciendo hasta que finalmente todas fueron reemplazas por imágenes en yeso, como se encuentran actualmente en la tercera planta del Palacio Nacional.
Pero una gran cantidad de otros objetos históricos obsequiados a varios presidentes dominicanos, desde Rafael Leónidas Trujillo hasta sus sucesores en las últimas décadas también han desaparecido milagrosamente.
Jarras de origen asiático, vitrales, metales en oro, plata, bronce y hasta en cobre que adornaban lámparas, jambas y escaleras, ya no se observan en los pasillos y salones de la Casa de Gobierno.
Los que sí han sobrevivido y resistido su presencia en el Palacio Presidencial son las tradicionales sillas presidenciales y la gigantesca mesa en caoba centenaria que funcionaba en el otrora salón Bar, en la tercera planta.
Los asientos, muchos de ellos conservando el escudo nacional y cojines en colores rojos y vino, están alojados en un salón contiguo al comedor de los empleados palaciegos y la mayoría han sido restaurados en la presente gestión de gobierno.
La construcción del Palacio Nacional se inició el 27 de febrero de 1944, en ocasión de celebrarse el primer centenario de la República, y fue inaugurado el 16 de agosto de 1947. El costo de la estructura ascendió a unos cinco millones de pesos, sin incluir el mobiliario ni el terreno en que está ubicado.
La edificación consta de tres niveles. En el primero se alojan las instalaciones de servicios generales; en el segundo nivel se encuentran la entrada y el vestíbulo principal, así como el Salón del Consejo de Gobierno y los despachos del presidente, vicepresidente y otros funcionarios.
El tercer nivel alberga los grandes salones de recepciones: Salón de Embajadores, Salón las Cariátides, Salón Verde, Salón Bar, Comedor Principal y las áreas privadas del presidente.
La entrada principal, orientada hacia el sur, posee una doble escalinata de mármol, flanqueada por dos imponentes leones esculpidos en bronce, que conduce al vestíbulo principal, trabajado en doble altura, el cual continúa hacia arriba a un tercer nivel, formando una mezzanine que culmina en una cúpula.
Al fondo del vestíbulo hay un mural realizado por el pintor catalán Aurelio Oller Croisiet en 1957 que representa la llegada de Cristóbal Colón a la isla en su tercer viaje.
Al centro del vestíbulo está la cúpula de 18 metros de diámetro y 34 metros de altura.
El Palacio Nacional ha recibido a importantes personalidades, entre las que se destacan el papa Juan Pablo II en 1992; el general Anastasio Somoza, presidente de Nicaragua en ocasión de la toma de posesión de Héctor B. Trujillo Molina en 1952; Richard Nixon, vicepresidente de los Estados Unidos, en 1955, y Juscelino Kubistchek, presidente de Brasil, para la inauguración de la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, en 1955.
Otras personalidades destacadas que han sido recibidas en el Palacio Nacional son Juan Carlos I y Sofía, reyes de España; Carlos Andrés Pérez, ex presidente de Venezuela; Jimmy Carter, ex presidente de los Estados Unidos y el príncipe Felipe de Borbón.