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  • Por: Cándido Mercédes
  • jueves 22 diciembre, 2022

Financiamiento propio y estatal de los partidos políticos 2/2

"Hemos llegado a ser demasiado normativos e incluso demasiado emotivos. Demasiado normativos no solo en el sentido de que el "deber ser" suplanta demasiado al ser, al mundo como es, sino también en el sentido de que perseguimos objetivos sin instrumento, sin saber "como". Y demasiado emotivos en el sentido de que el sentir trastorna la "ratio". Giovanni Sartori.


A continuación, presentamos cómo nos ven Transparencia Internacional y otros organismos y empresas de opinión como sociedad.


Transparencia Internacional:
2018: 28/100.
2019: 28/100.
2020: 28/100.
2020: 30/100.


Foro Económico Global: 137/142 países en materia de corrupción en los últimos 5 años, en lo que atañe a la Responsabilidad Social Corporativa. Es la ética empresarial al desnudo o lo que se llama hoy la ciudadanía corporativa o Responsabilidad Social Medioambiental. ¿Cómo Latinobarómetro 2021 ve las instituciones dominicanas?


a) Iglesias: 72.
b) Fuerzas Armadas: 50.
c) Policía: 32.
d) Poder Electoral: 31.
e) Presidente: 61.
f) Poder Judicial: 36.
g) Congreso: 33.
h) Partidos políticos: 24.


América Latina no es solo la Región de mayor desigualdad del mundo, sino, al mismo tiempo, de la de mayor violencia y esto es, en gran medida fuente de la crisis de CONFIANZA. La confianza interpersonal según el organismo referido es de 20 en América Latina y el Caribe.

Veamos el cuadro, para tener una panorámica más amplia y en consecuencia más aguda de la situación en comparación otras regiones del mundo.


América Latina (11 países): Confianza: 10 Desconfianza: 90
Promedio del resto del mundo: Confianza: 29 Desconfianza: 69.
Europa Central: Confianza:49 Desconfianza: 49.
Países Nórdicos: Confianza: 70 Desconfianza: 28.

Miremos cómo han evaluados otras instituciones del país en el interregno 2018 -2019:
a) Partidos Políticos:
Por el Índice Competitividad Global 136/137.
Por Barómetro de Las Américas: 20.
Por Latinobarómetro: 15.

b) Policía Nacional:
Barómetro de Las Américas: 35.6
Latinobarómetro: 24 y el promedio en Latinoamérica: 35.

c) Confianza en el Poder Judicial:
Índice de Competitividad Global: 130/137.
Barómetro de Las Américas: 47.5.
Latinobarómetro: 22.

d) Confianza en el Tribunal Electoral:
Latinobarómetro: 23. El promedio en Latinoamérica: 29.

e) Confianza en el Congreso:
Latinobarómetro: 23.
Gallup/Hoy: 23.
Mark Penn: 21.

f) Confianza en las Fuerzas Armadas:
Latinobarómetro: 42. Promedio en Latinoamérica 46.

Como andan las instituciones democráticas así andan los niveles de vida de una sociedad, como el sentido de nuestra existencia y los estilos que ella encierra, en otras palabras, así se expresa y anida la democracia. El libro La condición humana de Hannah Arendt nos dice “En la medida en que realmente pueda llegarse a “superar” el pasado, esa superación consistirá en narrar lo que sucedió”. Es empujar todo hacia la misma dirección para hilvanar y enhebrar una sociedad más justa y más humana y eso no lo podemos alcanzar con los niveles con que nos auscultan y nos desvelan como sociedad y como actores políticos.

Desarticular los viejos paradigmas y recordar como decía Joel Barquet: cuando un paradigma cambia todo vuelve a cero. Mirar con nuevos ojos, con nuevos horizontes, hacia una sociedad más incluyente donde no nos regocijemos por lo que yo tengo en término material y que otros no tienen. En el que no nos diferenciemos como casta, como especie de una oligarquía, en medio de un tejido social donde el 70% de su población es pobre, vulnerable e indigente.

El financiamiento estatal no debería ser el único con rendición de cuentas, debe existir más fiscalidad y convertir a los partidos en sujetos obligados como estaba contemplado en la Ley de Lavado que envió el Banco Central, que hoy es la Ley 155-17. El Congreso mutiló esta parte importante del control del dinero, del financiamiento y del crimen organizado.

No estamos de acuerdo con el financiamiento privado en una economía donde el componente de la economía sumergida (ilegal) es muy alto y una economía informal que ronda alrededor de un 58%. Ello propicia más mecanismos de trapisonda y chicana. Eleva el costo de la política y permite que accedan a la política, no aquellos que tienen más vocación y preparación, sino los que tienen más dinero sin importar el origen de los mismos. Es una manera de reducir el costo de la política y del clientelismo, tanto en su esfera informal como institucional, de que el Estado no se constituya en el cuerpo más expedito de Neopatrimonialismo y, en consecuencia, del despojo político. Que este no sea, en la tercera década del Siglo XXI, el arma de los partidos vencedores para acceder al poder con toda su membresía, disminuyendo la calidad de la burocracia estatal y con ello, la profesionalidad del Estado.

Cuando observamos el Coeficiente de Densidad Pública Ocupacional nos situamos en el tercer país en el ranking más alto. Veamos:
700,000 empleados públicos.
11,000,000 millones de habitantes.
8,000,000 millones en el padrón electoral.

Cuando dividimos 700,000/11,000,000 nos da un coeficiente de un empleado por cada 6.3 habitantes. Así, cuando vemos la relación de electores por empleado: 1 por cada 8.7 inscritos en el padrón. El financiamiento propio, privado, acusa mayores niveles de clientelismo que daña aún más la calidad de la democracia y, por consiguiente, la relación social de los actores, se realiza en un manto de mayor iniquidad e inequidad. Una verdadera y real relación de negocios sin todavía llegar al Estado. De ahí es que vemos la forma en que surgen nuevas empresas, nuevos proveedores en cada nuevo gobierno – y de cómo se alcanza a ver el Estado desde los mismos poderes fácticos o actores estratégicos. La acumulación originaria de capital se hace perpetua.

Debemos de luchar por encontrar ese punto donde decantemos la democracia posible y la democracia real, cual es el punto estándar de inflexión. Latinobarómetro denominó a la democracia de América Latina y el Caribe como “democracia diabética”. Algunos la denominamos famélica y en la reciente investigación de Jorge Sahid K, Diego Rojas y María Paz Fernández, Informe Riesgo Político América Latina, llaman a la democracia dominicana: “Defectuosa”. El estudio define riesgo político “como los riegos derivados de decisiones o eventos políticos que terminan afectando significativamente los objetivos de gobierno o los resultados de un negocio determinado, pueden ir desde eventos geopolíticos, conflictos de intereses, cambios regulatorios, actos de corrupción, terrorismo, activismo social hasta amenaza de seguridad o Ciberseguridad”.

Es la posibilidad de romper con la medianía. Importa mucho la democracia, de ahí la necesidad de evitar la mediocracia y acusar un mayor rigor en la profesionalidad de los actores políticos, de su ética política, pues no importan los financiamientos si no existe el equilibrio de la pasión con la razón o, como diría Max Weber: Pasión y razón, pero siempre que existan, parafraseando al insigne sociólogo y economista alemán, la decantación, la diferenciación entre el político que vive para la política y aquellos que están para vivir de la política. Ahí radica el gran dilema. Es lo que ha dado que no tengamos ni una democracia racionalista ni una democracia empírico-pragmática.

Debemos de acuñar lo que ya nos decía el profesor Giovanni Sartori en su libro La Democracia en 30 Lecciones, “Que en la democracia los ideales son importantes está fuera de discusión. Son importantes, ya lo he dicho, porque sin ideales no existiría una democracia. De lo que se deriva que la democracia se puede definir de forma realista, pero se debe definir también de forma idealista, es decir, prescriptivamente, y no solo descriptivamente”.

La financiación de los partidos políticos en la sociedad dominicana está contemplada desde el artículo 59 hasta el 74 de la Ley 33-18. Es público el financiamiento en término permanente, esto es, no solo en el periodo electoral. Al mismo tiempo, es directo e indirecto, vale decir, recursos de dinero y también acceso a los medios del Estado en tiempo de campaña, igual para todos los partidos para propiciar la equidad y la igualdad en los medios. Por otro lado, el financiamiento en nuestro país es privado, tanto individual como jurídico o moral, al tiempo que los partidos y movimientos y agrupaciones políticas pueden realizar diversas modalidades propias:

a) Rifas: carros, motores, yipetas, apartamentos.
b) Bonos.
c) Cotizaciones de los militantes.
d) Ventas de kermese.
e) Esfuerzos concentrados.
f) Ventas directas de los militantes.
g) Espectáculos artísticos.
h) Fiestas.

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