“Como sé que te gusta el dulce de leche, por debajo de la puerta te metí un marrón”, éste era el estribillo que cantaba en el baño, el presidente Abinader el día que envió al Senado de la República el ante proyecto de ley sobre trata de blancas e inmigrantes.
Pero ese marrón, no es del sabroso dulce saborizado con clavo dulce y canela que todos degustamos en los recreos de las escuelas dominicanas, durante los años de la década del 1970, no, este marrón es de arcilla impregnada en aceite quemado, con clavos, grapas, tuercas y tornillos en su interior.
En la legislación dominicana, existe una ley sobre trata de blancas y abusos contra inmigrantes; esta es la ley que debe ser revisada, para dar mayor protección a los seres humanos que, por diferentes motivos caen víctimas de los abusos de los delincuentes internacionales, cuyo tráfico favorece desde el trabajo esclavizante, hasta la explotación sexual o proxenetismo.
Porque de acuerdo con el ante proyecto de marras que Luis Abinader ha enviado al Senado, todos los inmigrantes que entran al país por nuestras fronteras, y que de una u otra forma, pagan para que les dejen entrar, son víctimas de tráfico humano; por lo tanto, tendrán una protección especial enmarcada en el proyecto abinader.
De esta manera a un extranjero, solo le bastará decir que, pagó una determinada cantidad de dinero para entrar al país y que el motoconchista que lo condujo desde la frontera, era su coyote; bastará que argumente, la inseguridad en su país y que teme por su integridad física; de ese modo los 11 millones de habitantes del vecino país, son inmigrantes desprotegidos que merecen ser acogidos bajo el proyecto de nación de Luis Abinader.
No sabemos cómo podría defenderse una pequeña nación centroamericana, con un gobierno en contra de su soberanía, donde existe un presidente y cuatro o cinco ministros comprometidos con la destrucción de las estructuras del estado de esa nación; el poder transnacional, de las grandes naciones, de la ONU y de la OEA, ha encontrado un poderoso aliado en República Dominicana para llevar a cabo sus planes de fusión.
El canciller extranjero, ministro Roberto Álvarez Gil, ha fijado su posición, que se supone es la posición de gobierno y del Estado, respecto al desdichado ante proyecto de ley; lo defiende a capa y espada, sin hablar de revisión como otros dentro del gobierno; mientras eso sucede, la ONU mediante su brazo ejecutor la ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) ha anunciado su plan de defensa para los refugiados en República Dominicana.
Este proyecto del infierno no hay que modificarlo; este proyecto debe ser sacado del Senado de la República de una manera o de otra; los sectores populares deben despertar, deben entender que de su disposición depende, tener un hogar, un suelo, un lugar en el mundo al que pertenezca cada dominicano sin ser considerado extranjero.
Eso es lo que se discutirá en el Senado de la República, si se permite que este proyecto de ley sea discutido; y como hemos observado, al Ing. Eduardo Estrella se le olvidaron las enseñanzas del Dr. Joaquín Balaguer con respecto a la vecina nación.
Hoy más que nunca se necesita mover las fibras de la dominicanidad; hoy más que nunca el orgullo de nuestros valores y de nuestro origen debe temblar en nuestra sangre; hoy debemos gritar, ¡nooo! al proyecto de nación de Luis Rodolfo Abinader Corona.