Las elecciones de mayo de 1994 en la República Dominicana, fueron protagonizadas por tres candidaturas presidenciales principales; el Dr. Joaquín Balaguer por el Partido Reformista Social Cristiano, el Dr. José Francisco Peña Gómez por el Partido Revolucionario Dominicano, y el Profesor Bosch por el Partido de la Liberación Dominicana. De esas elecciones se han dicho muchas cosas, pero hay algunas cosas que las crónicas de la época no las han dicho por falta de pruebas o por conveniencia política.
Por ejemplo, se ha dicho que hubo un fraude, y además se ha dicho cuál fue el tipo de fraude; pero no se ha hablado de los antecedentes de ese fraude. A mediados de abril de 1994, todas las mediciones internas de los partidos políticos y las encuestadoras independientes reflejaban un empate técnico entre el presidente Balaguer y el Dr. Peña Gómez.
En la Junta Central Electoral de la época había un equipo de técnicos informáticos que, manejaba el padrón y las demás variables tecnológicas de esa institución en ese período electoral; un personaje de ese equipo, decidió configurar con otras personas de su confianza, el mecanismo del desempate, ese técnico pertenecía en el PRD a la tendencia de doña Milagros Ortiz Bosch.
No sabemos de qué manera, esa persona se comunicó con las altas instancias de la candidatura perredeísta, y le puso claro los números y la situación, diciéndole que la candidatura blanca ganaría si su equipo recibía 10 millones de pesos dominicanos; se dice que el Dr. Peña Gómez respondió a esa propuesta riendo con una carcajada, diciendo que el PRD tenía un colchón de votos para contrarrestar ese empate y que no hacía falta gastar ese dinero.
Nadie puede decir, sí fue por iniciativa propia o forzado por los socios, pero la solución del desempate llegó a la acera contraria, o sea al sector reformista; y por supuesto, los 10 millones de pesos aparecieron de inmediato. Lo demás es historia, se dislocaron en todos los colegios electorales del país, pequeñas cantidades de votantes identificados con el PRD y el Dr. Peña Gómez, impidiéndole votar a un gran número personas que, al llegar a su mesa de votación a ejercer su derecho, les informaban que estaban en otro colegio muy lejos de su antigua ubicación.
Así comenzó la crisis política de 1994 que, en su primera fase, relativa al conteo de los sufragios en la JCE que duró 3 meses, para al final, casi al terminar el período gubernamental 1990-1994 en agosto, declarar al Dr. Balaguer vencedor de la contienda por 22 mil votos sobre Dr. Peña Gómez. La segunda parte de la crisis, es altamente conocida y después de tantos años debe estar formando parte de la historia política de la democracia dominicana.
Esa fue la penúltima crisis política creada por malos manejos dentro de una Junta Central Electoral dominicana; luego de esos hechos, tuvimos elecciones que con sus altas y sus bajas nunca pusieron en peligro el sistema democrático. En 1996, el Dr. Peña Gómez aceptó la victoria del Dr. Leonel Fernández en la contienda que sostuvieron; en el año 2000, el Lic. Danilo Medina reconoció que perdió las elecciones del Ing. Hipólito Mejía; en el certamen del 2004, donde el presidente Mejía pretendía reelegirse, aceptó que había sido derrotado por el ex presidente Leonel Fernández.
Y así continuamos sin tropiezos de importancia, dándose traspasos de mando sin ningún trauma, hasta el 2020, en que una JCE altamente penetrada por las instancias del poder, puso en juego el quehacer democrático de la República Dominicana.
Los dominicanos de buena voluntad, debemos hoy cuando se conmemoran 100 años de existencia del órgano electoral más alto de la República, hacer votos de que nunca más se repitan hechos como los de 1994 y los del pasado 2020.