República Dominicana.-“Ellos saben todo lo que se mueve y que es lo que se hizo ahí y no quieren dar la cara. Que den la cara, que hablen con mi familia, pero no quieren hacer nada”. El lamento por los seres perdidos, y la queja por “lo poco” que se ha hecho, dominan el escenario este lunes, una semana después de la explosión en San Cristóbal.
Teodoro Ortega es una de esas tantas personas que ocho días después de la tragedia, no encuentra consuelo, porque tampoco ha tenido respuesta concreta de las autoridades sobre su pariente Víctor Manuel Ortega, de 17 años, que “salió desde su lugar de trabajo a comprar un plástico donde Toledo y lo perdimos”.
Su queja entre el lamento es porque las autoridades “no hacen nada y uno está esperando un dato que le den a uno, si apareció o no apareció”, porque de acuerdo a la Dirección del Instituto Nacional de Ciencias Forenses, a los cuerpos que por su deterioro no han podido ser identificados, se le practicará una prueba de ADN, procedimiento que podría durar semanas y hasta meses.
Entre sollozos que le cortan las palabras, el señor Ortega vuelve y se queja de que “aquí no quieren hacer nada. Si hubiera sido un grande (un hijo de un funcionario) ese caso ya se hubiera resuelto, pero como es un pobre infeliz que tal vez lo que trabaja en el día se lo come en la noche, no quieren hacer nada. Si el presidente (Luis Abinader) fuera otro, le hubiera puesto mano dura a ese asunto. Ellos saben que es lo que se mueve y que es lo que se hizo ahí”.
En medio del dolor, Teodoro Ortega manifiesta su queja también porque como ayuda solo le llevaron a la casa “una fundita con tres libras de arroz, agua y tres botellas de gatorade, que eso no se hace. Yo creo que ninguna familia que se valore se le hace eso…dos libritas de azúcar, y no tenemos ninguna información de nada”.
Evidentemente indignado, el hombre, padre de uno de los desaparecidos que terminaron engrosando la lista de muertos por la explosión, sigue esperando respuesta, “porque ya nosotros no aguantamos más, estamos desesperados”.
De su hijo dice “era ejemplar, que todo el mundo lo quería”.