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  • Por: Manuel Hernández Villeta
  • jueves 30 noviembre, 2023

A Pleno Sol:   Remiendos  escolares

El diagnóstico sobre la educación dominicana es contundente; la escuela fracasó. No hay salvavidas a la mano, por lo que a duras penas se tendrá que poner remiendos, para ir tratando de salvar el año lectivo.

Llama la atención que los informes elaborados por el ministerio de Educación, y los de la Asociación Dominicana de Profesores –ADP-, tienen coincidencias bien claras, pero no se ponen de acuerdo en encontrar a los culpables de las fallas sistemáticas.

El ministerio y el gremio son culpables por las deficiencias de un sistema educativo que, contando con un extraordinario presupuesto, debería de ser eficiente. Ahí está el principal problema. La mentalidad de los maestros no es de esforzarse en el aula, sino de cada día cobrar más.

Y está bien que persigan un salario digno, pero al mismo tiempo deben capacitarse y comprender que tienen por delante una gran tarea, que es de conducir a metas a los niños y adolescentes bajo su área de influencia,

Desde hace años la escuela dominicana navega en la tempestad. Lo primero fue invertir tanto dinero en unas pruebas nacionales que no sirven para nada. Después, en el poco interés en una renovación profunda de los métodos de enseñanza.

Se está trabajando desde hace años con libros de textos obsoletos, que deben de ser revisados o superados. Temas básicos y fundamentales como la historia, no está al alcance de las nuevas generaciones.

La educación está politizada. El gremio es una mezcla de las apetencias de todos los partidos políticos, y el ministerio responde al gobierno de turno. Sobre esos escollos si se puede hacer transformaciones, si hay buenas intenciones.

Hoy La ADP es dirigida por un maestro de mucha experiencia, y el Ministerio de Educación tiene a un buen profesional al frente. Solo hay que enterrar el sable de la guerra y fumar la pipa de la paz.

Hay que hacer una revisión profunda de la estructura física de los planteles. Muchos están muy deteriorados, carecen de agua potable, y el sistema sanitario, los baños en especial, está inservible.

Es una buena tarea el repartir computadoras y tabletas a los estudiantes y profesores, pero ahí entra en pie la falta de entrenamiento. Los maestros, en su gran mayoría, son educadores de tiza y pizarrón, y no saben manejar los  instrumentos modernos de comunicación.

Sin orientación, los estudiantes tienen las computadoras para el esparcimiento, para el “teteo”, y para cualquier actividad no educativa. Hay que dar el salto hacia el siglo 21, y dejar detrás una metodología de enseñanza que hace tempo debió ser superada. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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