Con más de un año y medio de una campaña multimillonaria, tratando de crear una percepción favorable de la administración del presidente Luis Abinader, nos alcanzó la Navidad del 2023. Esta festividad, así como el año Nuevo, marcan la descolgada de un gobierno que termina a las 10 de la mañana, el 16 de agosto del 2024, o sea dentro de 7 meses y medio.
El gobierno del presidente Abinader surgió de una combinación de crisis muy sui géneris; por un lado, la crisis de salud del coronavirus que, engendró una crisis existencial y económica jamás vista en los últimos 100 años de existencia de la humanidad; y, por otro lado, dentro del marco interno dominicano, la crisis de la división del partido gobernante, el PLD.
Ante los desafíos y situaciones que no esperaban; porque hasta octubre del 2019 ni el Lic. Luis Abinader, ni sus asesores preveían que podían llegar al poder en la República Dominicana, esta casualidad política les sorprendió sin planes reales para dirigir el Estado dominicano.
Así, no tuvo más remedio que continuar la política de salud contra el coronavirus que había venido desarrollando el gobierno anterior del ex presidente Danilo Medina que, en gran medida, ya había contratado la compra de utensilios y vacunas para el combate a la enfermedad, y desarrollaba un plan de control de la infección y conteo de los infectados.
Si bien el Covid-19 fue el motivo para una tregua política que le dio un gran descanso al presidente Abinader; él no fue capaz de aprovecharla para adoptar algún tipo de plan de desarrollo para el país; y fue en ese momento que sus pares, una facción muy dañina del empresariado dominicano, les vendió la idea de destruir la estructura productiva nacional, y reemplazarla por una cadena de importación de productos de primera necesidad.
En una política de incentivo a las importaciones, con un amplio abanico que abarca hasta una ley de tasa cero, para los comestibles importados; claramente en todo el período gobernado por Abinader, ha ganado el empresariado importador, y han perdido los productores industriales y agrícolas locales, o sea la infraestructura productiva nacional.
Pero, el presidente Luis Abinader no estaba satisfecho con su política de desaciertos hacia los renglones productivos nacionales; y en una reacción inexplicable, mete los dos pies en un solo zapato, cuando decide cerrar por aire, mar y tierra la frontera con Haití; dándole allí un tiro de gracia a la ya vapuleada producción de las provincias del Cibao que, respiraba trabajosamente gracias al mercado haitiano.
El pueblo dominicano es el gran perdedor de los desaguisados del presidente Abinader; pierde con sus políticas alimentarias, los productos de primera necesidad no bajan nunca de precio, en los mercados lo que subió…subió y no tiene retorno; estos productos solo bajan de los tramos, porque la gente tiene que escoger entre morirse de hambre o sacrificar otras cosas, para seguir existiendo.
Perdió el pueblo dominicano, cuando un servicio que era estable y asequible como la energía eléctrica, se ha deteriorado a tal punto que los apagones han vuelto a ser una pesadilla para los sectores más vulnerables y las facturas del servicio eléctrico hasta se han quintuplicado.
Perdió el pueblo dominicano, cuando el deterioro de los servicios públicos, como el 911, la expedición de pasaportes, el mantenimiento de calles y avenidas, el control del tránsito y la inseguridad ciudadana entre otros, hacen de la vida de nuestros pueblos un infierno.
Y en esta cadena de pérdidas, hay una muy grave; la pérdida de la soberanía económica del país, con el endeudamiento externo más alto en la historia de la Nación desde su fundación; Luis Abinader ha tomado más dinero prestado que todos los gobiernos que le antecedieron, incluyendo los de la primera mitad del siglo antepasado en que se fundó la República.
El presidente Luis Abinader cree que ha ganado, mientras contempla la inversión de RD $ 8,500.00 millones de la Presidencia, más la inversión interna de los ministerios, en propaganda gubernamental para crear la percepción de que él mantiene un alto índice de popularidad y de que se iría en una primera vuelta electoral.
Debe el Presidente, comenzar a preocuparse porque los ejecutores de ese plan de propaganda, comienzan a liquidarse a sí mismos, con grandes contratos individuales; lo que deja entredicho que, ni ellos mismos se creen la mentira que le venden a él, de sus posibilidades de continuar después de agosto del 2024; eso lo dejan claro los últimos escándalos de corrupción que se han destapado.
La exposición del contrato de Aerodom, la protección del empresario haitiano, auspiciador de bandas criminales, Guilbert Bigio, la ausencia de transparencia y de un marco legal en la concesión de fideicomisos; les dice a todos los dominicanos, quienes son los verdaderos ganadores de los años de gobierno de Abinader.
Ahora, si usted duda quien es el perdedor, hágase las siguientes preguntas, ¿puedo comprar más barata la comida, pagar menos por los servicios, moverme con más seguridad? ¿puedo dormir más tranquilo y confortable, me llega agua con regularidad? ¿En fin son mis condiciones de vida mejores que antes?
Si su respuesta es positiva, entonces usted está entre los ganadores de Abinader; si su respuesta es no, entonces usted pertenece al gran perdedor que es el pueblo dominicano.