AGENCIAS. Pekín – Una semana después del devastador terremoto de magnitud 6,2 que golpeó las provincias de Gansu y Qinghai en el noroeste de China, las autoridades informan de al menos 149 personas fallecidas y dos aún desaparecidas.
El Gobierno de Qinghai actualizó el recuento de víctimas a 32, mientras que en Gansu, la cifra de muertos se mantiene en 117.
El epicentro del sismo, que ocurrió un minuto antes de la medianoche del lunes, se situó a 10 kilómetros de profundidad, intensificando su impacto destructivo. Las estructuras afectadas, en su mayoría antiguas y construidas con materiales de baja resistencia sísmica, contribuyeron a la magnitud de la tragedia.
El Gobierno chino ha asignado 400 millones de yuanes adicionales (56 millones de dólares) en fondos de ayuda, sumándose a los 700 millones de yuanes previamente entregados. Los daños en la infraestructura son graves, con más de 200,000 hogares destruidos y 15,000 al borde del colapso.
Este terremoto es el más mortífero en China desde 2014, aunque queda lejos de la tragedia de 2008 en Sichuan, que dejó al menos 70,000 muertos. La nación se moviliza para brindar apoyo a las provincias afectadas en medio de la creciente crisis.