SANTO DOMINGO, RD.- La semana en proceso, como todas las demás del calendario, tiene siete días, pero ésta resulta atípica por la coincidencia de tres celebraciones que apasionan a los dominicanos.
Este miércoles, Día de San Valentín, es también miércoles de Ceniza y cerrará el domingo con la celebración de las elecciones municipales dominicanas, donde la población tendrá la oportunidad de escoger los alcaldes y alcaldesas, regidores y regidoras, presidentes de juntas municipales y sus vocales para el periodo 2024-2028.
Para los católicos, el miércoles de Ceniza representa el punto de partida de la época de Cuaresma, donde por tradición los dominicanos diversifican sus gustos culinarios y se le abren los apetitos por las habichuelas con dulce, el bacalao, los guandules, el pescado y otros alimentos de gran consumo durante esos 40 días.
Para muchos, el miércoles de ceniza es también un día de ayuno donde los fieles católicos pueden tener una comida "fuerte" una sola vez al día.
En el Libro de Génesis de las sagradas escrituras, la ceniza es considerada un signo de humildad, representando el origen y el fin del ser humano: "Dios formó al hombre con polvo de la tierra" (Gn 2,7); "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19).
"Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", expresan los sacerdotes al imponer la cruz de Ceniza a quienes este miércoles van a la misa, debido a que se recuerda la fragilidad de la vida humana en la que la muerte es el destino final e inevitable.
Pero si la Cuaresma con sus habichuelas con dulces y otras delicias es esperada con fervor por los dominicanos, mayor es su pasión por el amor que, a pesar de que lo celebran 24-7, cada 14 de febrero, Día de San Valentín, es una fecha especial para agradar y compartir relaciones de sentimientos con amigos y parejas.
Y si el amor y los buenos platos típicos de la Cuaresma apasionan a los dominicanos, esa pasión se desborda cuando se trata del tema político, qué en ésta ocasión, a tres días de unas elecciones municipales, amenaza la brillantez con que tradicionalmente se celebra el Día de San Valentín, arropado en los últimos tiempos por la propaganda comercial que casi todo lo convierte en puro negocio.
Dice la leyenda que San Valentín era un sacerdote que, hacia el siglo III, ejercía en Roma cuando gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.
Se dice que el sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador, casando en secreto jóvenes parejas, y a partir de entonces se tiene a San Valentín como el patrón de los enamorados. El emperador Claudio se enteró y ordenó que lo ejecutaran el 14 de febrero del año 270.
Por escaso margen no entró en la presente semana el final de béisbol de la Serie del Caribe, otra de las pasiones del dominicano, pero mejor que fuera de ese modo, tras la derrota del país frente a Venezuela, a pesar de que a muchos les gusta tanto este deporte que celebran el juego de pelota aunque pierdan.