Dos fenómenos se acentuaron en las pasadas elecciones municipales, uno tiene que ver con la indiferencia por falta de motivación de un amplio espectro de la población dominicana votante y el otro está relacionado con al alto nivel de abstención.
Son dos acontecimientos que lucen similares, pero que realmente tienen ribetes totalmente diferentes.
Es altamente preocupante que la sumatoria entre apatías y abstenciones haya alcanzado hasta un 70% en muchos municipios del país.
Sobre los militantes y simpatizantes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y de la Fuerza del Pueblo, se puede inferir fácilmente que presentaron una apatía notablemente marcada en su falta de interés por asistir a votar.
Debería ser un tema de profunda preocupación y estudio para los partidos de oposición las razones que llevaron a sus seguidores a tomar la decisión de no acudir a ejercer el voto a su favor.
Obviamente, el PLD, la Fuerza del Pueblo, y el PRD tendrán que hacer una mirada introspectiva sobre la vigencia de sus respectivos liderazgos y la conexión de sus propuestas con las aspiraciones de la sociedad dominicana de hoy.
Es saludable para el sistema de partidos dominicanos que la población no pierda totalmente la confianza y la credibilidad en sus organizaciones partidarias.
Lo mejor para el país es que los partidos políticos continúen fortalecidos y renovando sus fuerzas.
Respeto al fenómeno de la abstención, que tiene diversas causas, la que se induce por medio del uso del dinero, seguramente es la más preponderante.
Lamentablemente se ha ido haciendo rutinario en los procesos electorales dominicanos, ejercer deliberadamente ciertas manipulaciones, para evitar la ejecución del voto del contrario, utilizando el dinero para doblar o comprar voluntades.
Los niveles altos de abstención inducida, debe ser una práctica que tiene que detenerse. Es conveniente legislar para poner sanciones más severas a quienes ejecutan estas acciones, que al final terminan haciendo bastante daño a la vida democrática de nuestro país.