La terrible crisis social, política y económica de los haitianos, deja ver las distintas caras de los Estados Unidos. Quieren soluciones, pero sin ensuciarse de lodo las botas. Plantean que la virtual guerra civil haitiana tiene que ser enfrentada y controlada por naciones del tercer mundo.
En un año electoral que avanza con Joe Biden muy desmejorado en las encuestas, los norteamericanos no pueden poner soldados en territorio haitiano. Sería un suicidio. El asesoramiento de las fuerzas especiales puede estar presente, pero otros tienen que aportar los riesgos y las posibles muertes.
De tener el caso haitiano suma importancia, los norteamericanos lo resolverían en un abrir y cerrar de ojos. Tienen ahora mismo otras prioridades, y el juego interno por el poder. Para los gringos hay que evitar que esa crisis de un país bananero pueda tener algo de significado en las elecciones norteamericanas.
La percepción de hoy indica que los Estados Unidos tienen interés en que la República Dominicana sea un agente de primera línea en los acuerdos para lograr una solución de la crisis haitiana. Bajo ninguna circunstancia los dominicanos deben dar un paso al frente en problemas del otro lado de la frontera. Sería crear las bases para posteriores dolores de cabeza.
Ahora los norteamericanos piden ayuda al gobierno dominicano para poder sacar del territorio haitiano a sus ciudadanos que están varados por la extensión de la virtual guerra civil. La petición a través del jefe de la diplomacia norteamericana, Anthony Blinken, parece un chiste de mal gusto, pero es una candente realidad.
¿Para sacar de territorio haitiano a un puñado de sus ciudadanos la principal potencia del mundo le tienen que pedir permiso a un país pequeño como la República Dominicana?. Imposible de creer. Blinken fue muy escueto sobre lo tratado en su llamada telefónica al presidente Luis Abinader.
Una sola versión dio: se pasó revista a la situación de Haití y de cómo los dos países pueden aportar a una solución democrática. El presidente Abinader si destacó que los norteamericanos le pidieron ayuda para sacar a sus nacionales que todavía están en Haití.
Una guerra interna sin solución, una potencia que tiene otras prioridades, obliga a los dominicanos a mantener una posición vertical de que Haití tiene que resolver sus problemas internos, sin abrir campamentos de refugiados en el país y sin la participación de soldados dominicanos en una intervención armada. Es todo mister Anthony Bliken. ¡Ay! Se me acabó la tinta.