La migración de un partido a otro se hace rutinaria en nuestro país, lo que llama fuertemente la atención, que se vayan hacia el partido que está en el gobierno de turno, que bien podría llamarse el “partido ganador”.
Ahora, estamos presenciando, como “afiliados” por décadas en otros partidos, se pasan fácilmente al PRM, obviamente este último está en el gobierno.
Antes sucedió con el PLD, mientras estuvo en la dirección del gobierno, durante 20 años. El interés de la migración se producía hacia ese partido. Repasando esos tiempos, podemos ver todo tipo de personas y dirigentes de partidos contrario, haciendo grandes apologías sobre el PLD y sus principales líderes.
¿Será que en nuestro país se ha perdido la fidelidad partidaria?, ¿Será que vivimos una nueva cultura de hacer política?, o ¿Será que la postmodernidad ha traído una nueva escala de valores y una nueva concepción filosófica del mundo y de la sociedad dominicana?
Las precedentes preguntas tendrían todo tipo de respuestas, cuál sea la motivación principal, que produzca esta movilidad, hemos caído en una especie de “sálvese quien pueda”, donde prima el “yo”, y el “ahora”, un predominio de lo individual y de lo inmediato. Los partidos son una plataforma colectiva, que debe tener sus fundamentos teóricos y lineamientos prácticos, para alcanzar soluciones sociales, entonces hemos venido cayendo, desde hace un tiempo, en una negociación de los compromisos colectivos.
Los partidos y los gobiernos se encuentran cada vez más presionados, para darle a cada persona una satisfacción propia, esto a su vez ha fomentado el aumento del gasto público a niveles astronómicos. Antes, en los gobiernos del PLD fueron las “nominillas”, y otros mecanismos de repartición de los fondos públicos, en el presente del PRM, son las pensiones y contratos de servicios, etc.
El paso profuso de miembros de un partido, al partido “ganador” o del gobierno, junto con los propios compromisos partidarios, tiene sus repercusiones en el presupuesto del gobierno, ha ocurrido en los últimos 24 años, con tanta fuerza, que impacta directamente la disponibilidad de recursos del gobierno, para pagos de servicios y construcción de obras de infraestructura.
También, debemos entender, que no se trata de pretender impedir el libre albedrío, ni de establecer condenas judiciales y morales, cada quien debe ser libre de decidir donde quiere estar o por causa luchar, no importa su naturaleza.
Pero en los acontecimientos sociales y políticos, hay que cuidar como la población termina valorando a sus dirigentes, porque una depreciación del valor del sistema de partidos, influye negativamente en la estabilidad democrática.
Una de las razones por la cuales nuestro país, ha logrado avanzar con más de 5% sostenido de crecimiento, se debe precisamente a nuestra estabilidad democrática, sin ninguna duda es uno de nuestros bienes más apreciados.