Danilo Medina está acorralado por sus circunstancias. De aquí en adelante conocerá a fondo la soledad de cuando se pierde el poder.
No puede aspirar nada, y está entredicho su permanencia en la presidencia del Partido de la Liberación Dominicana. En el país los liderazgos no se constituyen con sonrisas o nombres manipulados, sino con el tener la posibilidad de acceder al gobierno.
La realidad es que la única tabla de salvación que tiene Danilo es que se haga una reforma a la Constitución y habrá una brecha donde se le permita ser candidato. El poder es temporal, y la mayor parte de las veces se pierde la magia, cuando se está fuera de las áreas de influencia.
Con un PLD que lució menguado y cansado en las pasadas elecciones, es difícil poder seguir vivo, si su dirección está encajonada en métodos del pasado. Desde luego, en la actividad política no se da el jara-quiri, ni por lo menos, los mea culpa.
El que fracasa es el timonel central cuando naufraga la popularidad de un partido, de ahí que hoy Danilo tiene la soga al cuello. Las ratas están abandonando el barco es una realidad.
Pero también con cuatro años de oposición y el tema constitucional de por medio, que las ratas abandonen el barco es una posibilidad de que Danilo pueda reconstruir, con muchos esfuerzos, su liderazgo, aunque ahora mismo es preso de sus circunstancias históricas.
Pero si de refranes se trata, las ratas son las primeras en abandonar el barco, pero el capitán solo sale de su nave, o decide hundirse con ella, cuando sabe que todo está perdido.
El boxeador pelea hasta la muerte, nunca tira la toalla. Quien lanza la toalla con mucho miedo es el entrenador, cuando estima que su pupilo está perdiendo terreno. ¿Cómo en esta crisis podrá el PLD rehacer fuerzas y emprender nuevos caminos de crecimiento?
Difícil determinarlo, tiene ahora mismo una cruenta lucha interna de la cual sólo le queda caer en el abismo. No soportaría, como grupo mayoritario, sufrir una nueva división. Los más beneficiados de los estertores peledeistas serían el gobierno y La Fuerza del pueblo.
Leonel tiene una ventaja en lo inmediato. Tiene un partido hecho a su imagen y semejanza, donde será líder y conductor mientras quiera, o hasta que Omar, y no Sharrif, se lance al ruedo buscando la presidencia de la República. Danilo seguirá, pero es golpeado por la soldad del poder que se esfuma.