Patrimonios culturales en zona fronteriza enriquecen la identidad local, ofrecen oportunidades para  creatividad, turismo y la revitalización económica

República Dominicana.-El Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo publica el informe “Monitor de la frontera” correspondiente a junio de 2024, que aborda los retos y oportunidades para impulsar la economía naranja de la zona fronteriza, que abarca los recursos basados en el talento, la propiedad intelectual, la conectividad y la herencia cultural.

La publicación mensual, que elabora la Dirección de Políticas de Desarrollo de la Zona Fronteriza, explica que la economía naranja otorga al talento, intelecto y cultura un espacio que propicie la explotación de las habilidades innatas y adquiridas de los individuos de una sociedad, guiadas por la herencia cultural de su entorno y la tecnología, lo que se traduce en un crecimiento económico general, con la creación de nuevos empleos, el empoderamiento y el bienestar de los ciudadanos.

Sostiene que, en la República Dominicana, la economía naranja ha tenido un aporte creciente, puesto que, según datos del Banco Central y el Ministerio de Cultura, se estima en 1.5 % del producto interno bruto (PIB) y de medio millón de empleos, lo que equivale al 12.5 % de la fuerza laboral dominicana.

Apunta que, en 2012, el país exportó aproximadamente US$198 millones en bienes y servicios de las industrias creativas.

El documento precisa que la zona fronteriza cuenta con patrimonios culturales que, además de enriquecer la identidad local, ofrecen oportunidades para la creatividad, el turismo cultural y la revitalización económica en esta región limítrofe. Señala que este territorio concentra más de 156 patrimonios culturales distribuidos en infraestructuras arquitectónicas e históricas, así como actividades artísticas y recreativas.

Plantea que el arte rupestre y arquitectónico, así como los monumentos, desempeñan un papel importante en la economía naranja, al ser recursos tangibles que catalizan el desarrollo cultural y económico de las regiones. Estos elementos no solo son representativos del patrimonio histórico y cultural de una comunidad, sino que también se convierten en atractivos turísticos que pueden dinamizar la economía local.