El presidente Luis Abinader Corona, gobierna un país idílico en el cual sus habitantes, no confrontan problemas ni carencias. La carestía de los artículos de primera necesidad, la alta facturación eléctrica y con ella, la tanda de apagones en toda la geografía nacional, son invenciones de la oposición política, para dañar la imagen del Presidente.
Caminar por las calles dominicanas es un sueño, podemos andar de forma placentera sin temor a que nos asalten; no hay narcotraficantes en las ciudades, ni en el Congreso Nacional, este es un gobierno decente, no tiene ni un solo capo. Vivir en la Capital dominicana, es como vivir en el paraíso; no hay taponamientos vehiculares, ni personas pedigüeñas poblando las esquinas.
El gobierno del presidente Abinader logró un milagro sociológico y el dominicano es el ser más feliz del mundo; sin apagones, sin inflación, sin caos en el tránsito vehicular, sin la amenaza de los puntos de drogas para nuestros hijos, sin rateros ni asaltantes de camino, sin corrupción administrativa, y con una transparencia intangible en los contratos del Estado.
Ese disparate inventado del apagón de la red de semáforos de las ciudades, fue un trance sicológico de un mago maléfico enemigo del Presidente, eso nunca sucedió. En un país altamente organizado, como República Dominicana, cosas como esas, solo se dan en la mente ficticia de muchos novelistas malos que no encuentran que hacer.
Con la llegada del presidente Abinader al poder en agosto del 2020, desapareció el problema de la migración haitiana hacia el territorio dominicano; se construyó una verja perimetral infranqueable, por donde no pasan migrantes ilegales; se mantiene una vigilancia tecnológica y física de la frontera con una efectividad de un 100%, por allí no entran ni drogas, ni armas, ni mucho menos mujeres parturientas hacia nuestros hospitales.
El senador norteamericano Marcos Rubio que, dijo que el gobierno dominicano está siendo presionado para que reciba y legalice 3 millones de haitianos en el territorio nacional, a lo mejor fue hipnotizado por los enemigos de los planes del presidente Joe Biden y su contraparte dominicana, Luis Rodolfo Abinader.
Bueno y como Luis Abinader resolvió todos los problemas de los dominicanos en solo cuatro años, ahora debe embarcarse en institucionalizar y reglamentar el Estado.
Los “Peledes”, el Dr. Joaquín Balaguer, don Juan Bosch y Rafael L Trujillo, no sabían lo que era una constitución; este gran Presidente les va a enseñar ahora con la “Reforma Constitucional de Abinader”.
Ahora, mientras los sectores sociales, económicos y políticos de este país feliz, están entretenidos en discutir y analizar los aspectos y conveniencias de la Gran Reforma Constitucional; los magos del gobierno de Abinader, preparan el sancocho de lo que sí importa, la reforma Tributaria, que le vendrá encima a las clases medias y a los trabajadores, como el mazazo de Trucutú.
Además de la reforma Tributaria, están sobre la mesa de la cocina mágica, varias propuestas de inversión público-privadas, con las que esos magos piensan despojar de sus bienes al país de la felicidad; posiblemente ahí se vaya el sector de la energía eléctrica y parte de nuestra minería…
¡Ay papá! Pero bailemos, gocemos, y sigamos analizando cómo afecta al país de la felicidad, este valladar de una Atípica Reforma Constitucional, y la forma de caminar de este tipo de cangrejos; ¡ojalá la hipnosis que nos afecta, no nos regrese demasiado tarde!