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Redacción.- La violencia de las pandillas en Haití ha alcanzado niveles alarmantes, con grupos como Gran Grif, 400 Mawozo y 103 Zonbi tomando el control de vastas áreas del país y sembrando el caos.
La reciente masacre de civiles en Pont Sondé, perpetrada por la banda Gran Grif en octubre de 2024, ilustra la magnitud de la crisis. Este trágico evento es solo uno de muchos que reflejan el poder y la impunidad de estas organizaciones criminales.
Desde principios de 2024, se han registrado 3,661 muertes relacionadas con la violencia pandillera, incluso en medio de un estado de emergencia.
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A pesar de la presencia de fuerzas multinacionales, las pandillas continúan ejecutando ataques y secuestros, afectando severamente la vida diaria y el comercio. La banda 400 Mawozo ha tomado control de áreas estratégicas como Ganthier, Thomazeau y Croix-des-Bouquets, mientras que 103 Zonbi ha desatado el caos en Gressier.
La situación ha llevado al desplazamiento de más de medio millón de personas, con comunidades como Arcahaie y Pilatus siendo continuamente atacadas.
Las fuerzas de seguridad haitianas luchan por recuperar el control, pero su falta de recursos y el desvío de fondos han debilitado su capacidad de respuesta. Las carreteras nacionales están dominadas por las pandillas, lo que contribuye a una creciente inseguridad alimentaria que afecta a más de 5.4 millones de haitianos.
La crisis también se extiende a las zonas marítimas, donde los ataques a instalaciones portuarias en Puerto Príncipe han paralizado el transporte marítimo y golpeado los ingresos del Estado, exacerbando el contrabando en la frontera con la República Dominicana.
