ARIZONA (NBAMANIACS.com).-Cuando un jugador llega a la edad de Kevin Durant en cierta plenitud, el instinto grita que coja el dinero y salga corriendo. Sin embargo, en egos del calibre de personas que se pueden contar entre los mejores de la historia en la disciplina que practican, el apostar por uno mismo suele ser común denominador.
Este verano el alero de los Phoenix Suns ya era elegible para negociar su extensión de contrato. Al cual le faltan dos años a razón de 52 millones de dólares de media.
Esas cifras son mareantes para cualquier jugador, pero aún más para uno que cumplirá dentro de poco los 36 años, ha sufrido lesiones graves de rodilla y Aquiles y cuya salud parece a menudo caminar sobre el alambre.
Aun así, fuentes cercanas al jugador apuntan a que su idea es aguardar hasta el verano de 2025 para sentarse a negociar una renovación por dos años y 123 millones. Lo cual le daría la oportunidad de cobrar 64 millones más de lo que podría firmar hoy mismo.
Este mismo verano LeBron James ha firmado una extensión similar siendo agente libre y teniendo una opción de jugador. Pese a que el de los Lakers se ha tenido que conformar con ‘solo’ 100 millones por dos años. Stephen Curry, que tiene la misma edad que KD, ha extendido por un año más y 62 millones con los Golden State Warriors.
Cada vez es más usual ver a auténticos veteranos (aunque leyendas del juego) firmar por cantidades (en porcentaje de masa salarial) otrora designadas para superestrellas en su cima de rendimiento. El ejemplo de estos tres puede llevar a la confusión, y algún día una apuesta ciega en el ‘yo’ saldrá mal.