En una “sorprendente iniciativa” que mezcla civismo con un toque de espionaje caribeño, Don Celso Marranzini, presidente del Consejo Unificado de las Empresas de Electricidad (CUED), ha planteado una “creativa solución” a una de las mañas más viejas de nuestro país, como son las conexiones eléctricas ilegales.
Según el Sr. Marranzini, cerca de 800,000 dominicanos “disfrutan” de electricidad gratuita mediante “enganche” al sistema eléctrico, y ahora para combatirlo, el CUED invita a los ciudadanos a convertirse en “vigilantes comunitarios” y chivatear a los responsables.
Al parecer los responsables de las edes, desconocen en donde estan ubicados esos miles y miles de ciudadanos que estarían conectados ilegalmente al sistema, a pesar de que todos los días, tienen personal para leer los contadores, cortar y reponer el servicio o en el peor de los casos, “cuando hicieron el levantamiento”, no anotaron las direcciones de los infractores.
Imaginemos el escenario que se crearía al aplicar esta iniciativa: vecinos atentos tras los postes, armados con binoculares y teléfonos celulares, listos para fotografiar al próximo “Robin Hood” del kilovatio.
De repente todo una sociedad transformada en una red de informantes eléctricos, procurando salvar el sistema con cada denuncia.
Para hacerlo más atractivo, no sería descabellado imaginar que los responsables del sector eléctrico, pudieran crear premios para destacar y reconocer el esfuerzo del “Súper Chivato del Mes”, acompañado de una promoción en redes sociales, periódicos, radio, televisión y vallas publicitarias con este mensaje; “mientras más chivateas más chances tienes de llevarte el premio”.
Sin embargo, esta propuesta plantea preguntas que van más allá de la comedia. ¿Es justo delegar en los ciudadanos una responsabilidad que debería recaer en las autoridades?.
Y todo esto nos llega justo en el momento en donde precisamente, ha sido en las manos de la actual gestión de las edes, en la que ha sido sepultado el servicio “Luz 24 horas”, con apagones frecuentes, tarifas eléctricas exorbitantes y que la eficiencia sigue siendo una promesa incumplida.
A pesar de que muchos entendidos en la materia, han dicho que lo prioritario debe ser, el dedicarse a modernizar la infraestructura, invertir en tecnología que reduzca las pérdidas técnicas y fortalecer los mecanismos de fiscalización, la apuesta de estas autoridades es la de fomentar la desconfianza entre vecinos.
Esta estrategia no solo parece ignorar las raíces del problema, sino que corre el riesgo de agravar las tensiones sociales en pueblos y ciudades.
Por si acaso, bajo ninguna circunstancia ignoro o dejo de reconocer, que el robo de la electricidad, es un problema real que afecta las finanzas del sector y limita el acceso a un servicio estable.
Me parece que más que fomentar una cultura de chivateo, el país necesita tener al frente de las instituciones un liderazgo que mantenga el foco en enfrentar los problemas estructurales. Porque al final, no se puede pedir al ciudadano común que haga la tarea de las instituciones.