Las innovaciones tecnológicas han tenido un impacto significativo en la transformación de los medios de comunicación. Estos cambios están dando lugar a una nueva era en la difusión del mensaje y en la labor de los generadores de contenido.
Dichas innovaciones tecnológicas ocurren a nivel global y constituyen un fenómeno universal que impacta a todos los países, incluyendo a la República Dominicana.
En nuestro país, hemos sido testigos de cómo la televisión ha pasado de ser el medio con mayor presencia e influencia a convertirse en un referente disminuido, con una capacidad de incidencia reducida.
Desde hace un tiempo, la creación de contenido para su difusión a través de internet ha cobrado gran auge. Existe una proliferación masiva de plataformas en YouTube y otras redes sociales, que están ganando cada vez más terreno en la conexión con la sociedad.
Al igual que los medios han cambiado, también la forma de comunicación y el contenido han experimentado grandes transformaciones. Estos cambios han dado origen a un nuevo paradigma que compite directamente con los medios tradicionales y, en cierta medida, pone en riesgo su hegemonía.
Uno de los temas que ha cobrado relevancia recientemente es la competencia por el liderazgo comunicacional en el país, en parte impulsada por las controversias en torno a la USAID. Esta situación ha generado nuevos desafíos y oportunidades en la regulación de los programas transmitidos a través de las redes sociales.
El escándalo originado por un periodista, quien denunció que algunos de sus colegas supuestamente recibieron pagos de la USAID, provocó un efecto en cadena. Los programas de redes sociales replicaron esta información sin verificación, convirtiéndola en verdad ante los ojos de muchos.
Esto ha abierto un debate ineludible sobre el principio de libertad de expresión y la necesidad de regulación en torno a mensajes que puedan considerarse difamatorios contra personas o instituciones.
En los próximos años, presenciaremos divergencias y contradicciones entre los programas de los medios tradicionales y los de redes sociales. Se intensificarán los esfuerzos por establecer controles, vigilancia y posibles sanciones a los productores de contenido en plataformas digitales.
Lo que resulta innegable es que los medios digitales han adquirido un rol protagónico y una gran influencia en la población. Esta nueva realidad demuestra la supremacía de nuevos actores en la comunicación dominicana.
Estamos frente a una lucha dialéctica en la que se deberá actuar con cautela para no obstaculizar los avances logrados en la libertad de pensamiento y expresión.