De David de los Santos a Joshua Riibe

El occiso David de los Santos, era un joven fuerte y saludable, hasta que una noche, de paseo por un centro comercial de la capital dominicana, se le ocurrió manifestarse con palabras y acciones fuera de tono, por lo que fue apresado por la policía que, respondió una llamada del centro comercial; David fue llevado a un destacamento policial, de donde salió en pocas horas hecho un cadáver.
David de los Santos se convirtió en noticia, y produjo segmentos enteros de programas de opinión, algunos de ellos justificando su muerte, por la supuesta anormalidad de los videos que mostraron las cámaras de los locales comerciales.

El brazo armado de la Justicia dominicana, le falló a David, a su madre y a sus amigos, cuando en un abrir y cerrar de ojos convirtieron a un ser humano en un guiñapo, presto para ser enterrado.

La desaparición de la joven norteamericana de origen indio Sudksha Konanki, ha venido a levantar y sacudir la alfombra del sistema judicial dominicano. En una noche de juerga y desenfreno juvenil, esta joven, cuyos padres deben estar destrozados por el dolor y la desesperanza, llegó al paroxismo de perder el dominio propio por un estado crítico de embriagues.

Aunque a Sudksha Konanki la acompañaban otras amigas, la última persona en verla en la playa fue el joven de 22 años Joshua Riibe, a quien había conocido esa noche; Riibe y un amigo, norteamericano como ellas, habían estado tomando tragos en la discoteca del hotel hasta bien avanzada la madrugada.

Las versiones de Joshua Riibe al día siguiente de la desaparición de la señorita Konanki, pueden variar en contexto y palabras, pero no son un indicio condenatorio, porque este joven asustado y sin asesoramiento legal al principio de la investigación, pudo haber declarado en ingles cosas que le incriminaban al ser puestas en contexto en español.

A los tres días de búsqueda de esta persona desaparecida, cualquier persona con raciocinio, sin ninguna experiencia en investigaciones legales, se habría parado en aquella playa y se hubiera hecho varias preguntas que quizás les ahorrarían esfuerzo y recursos a las instituciones envueltas.

Por ejemplo, 3 días recorriendo playas y mares adyacentes: 1- ¿No nos llevarían a la idea de que la joven viva o muerta, no estaría ni en la playa, ni en el mar?
2- ¿Cuál es el conocimiento de Joshua Riibe, de las playas y las áreas adyacentes?
3- ¿Tiene Joshua Riibe contactos locales?
4- ¿Quiénes pueden trasladarse por el litoral marino?

Después de estos cuestionamientos y algunos más que se pueden formular, el investigador tiene que llegar a la conclusión de que hay otras posibilidades, muy distantes a las alimentadas por las declaraciones de Joshua Riibe, un joven con un alto nivel de embriagues, que pudo describir cosas que realmente no vivió de la manera que las describió.

Quienes conocemos las playas y la modalidad de hoteles como ese, donde sucedió este evento, sabemos que el área privada de playa para el hotel, está reglamentada por la ley y que 50 metros del mar a tierra adentro, es espacio público que el hotel no puede cercar; por ese espacio se puede desplazar todo el mundo, sin ser cuestionado por los guardianes de los hoteles.

Creemos que las autoridades dominicanas se enclaustraron en la teoría de culpabilidad de Joshua, y no examinaron cuidadosamente el escenario, para contemplar otras variables que quizás habrían aportado una solución rápida y menos traumática.

Ahora bien, si Joshua Riibe no hubiera estado protegido por la nacionalidad norteamericana, y aun siendo ciudadano americano, hubiese sido un naturalizado de origen dominicano, estamos seguros de que hoy se reportarían dos tragedias; una, la desaparición sin indicios de la joven Konanki, y otra, la reventada de la última persona que la vio en la playa.

No dudamos que, el destino de cualquier dominicano que hubiera estado en el lugar de Joshua, habría sido el mismo o parecido al destino que corrió David de los Santos.