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  • Por: Alejandro Santos
  • martes 25 marzo, 2025

Relevo y transición en los partidos políticos (2da parte)

Con la desaparición de Peña Gómez, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) entró en una competencia interna por la candidatura presidencial, como vía para ocupar el espacio vacío dejado por su líder.

A partir de entonces, surgieron varios proyectos presidenciales: el PPH de Hipólito Mejía, el de la doctora Milagros Ortiz Bosch y el de Fello Suberví Bonilla. Estas propuestas se convirtieron en los principales aglutinadores de la membresía del PRD y, en consecuencia, en los principales contendientes por heredar el liderazgo de Peña Gómez.

El nuevo escenario de lucha y competencia por la nominación presidencial del PRD dio como resultado la victoria de Hipólito Mejía en la convención de esa organización. Posteriormente, Mejía obtuvo la presidencia de la República Dominicana para el período 2000-2004. Desde el poder, logró convertirse en la figura preponderante del PRD; sin embargo, no consiguió consolidarse como el líder indiscutible del partido. En otras palabras, el vacío de liderazgo dejado por Peña Gómez se mantuvo intacto, a pesar de la gran influencia que el entonces presidente ejercía desde su cargo.

La falta de una transición o relevo de liderazgo dentro del PRD se hizo evidente en el período 2004-2008, cuando varios aspirantes a la candidatura presidencial desafiaron abiertamente a Mejía. Entre ellos, su entonces vicepresidenta, Milagros Ortiz Bosch, así como Emmanuel Esquea Guerrero y Fello Suberví, quien en ese momento se desempeñaba como ministro de Interior y Policía.

A esta situación se sumó la prohibición constitucional a la reelección vigente en ese período, así como todo lo hizo el Presidente Mejía para eliminar dicha restricción desde la presidencia.

Los acontecimientos posteriores estuvieron marcados por una radicalización entre quienes defendían el dogma antirreeleccionista de Peña Gómez y aquellos que respaldaban el pragmatismo político encabezado por la corriente de Hipólito Mejía.

En medio de estas controversias políticas y luchas de poder dentro del PRD, quedó en evidencia la falta de un liderazgo fuerte y con autoridad moral que representara las aspiraciones e identidad del partido. La dinámica política interna del PRD estaba determinada por la fragmentación en distintas corrientes y grupos organizados, cuyo principal propósito era ganarse la simpatía de la militancia para consolidar proyectos presidenciales propios.

Uno de los resultados más notorios de este proceso fue la ausencia de un nuevo y verdadero liderazgo en el PRD, una situación que, hasta el día de hoy, sigue vigente.

Continuará… 

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