CIUDAD DEL VATICANO (INFOBAE).-El médico Sergio Alfieri, del hospital Gemelli de Roma y responsable del equipo que atendió al papa Francisco, relató los últimos momentos de vida del pontífice, fallecido el 21 de abril. “Entré en su habitación, tenía los ojos abiertos pero no respondía. No había nada que hacer”, declaró.
Alfieri explicó que comprobó que el papa no tenía problemas respiratorios, pero no reaccionaba a los llamados. “No respondía ni siquiera a los estímulos dolorosos. En ese momento supe que estaba en coma”, dijo en entrevistas a medios italianos.
El médico señaló que no se lo trasladó al hospital porque el papa había manifestado en varias ocasiones su deseo de “morir en casa”, en la residencia Santa Marta, dentro del Vaticano.
También reveló que si hubiera perdido el conocimiento sin recuperarse, se habría seguido la indicación de su asistente personal de salud, Massimiliano Strappetti, a quien el papa consideraba “como un hijo”. Esa instrucción era clara: “nada de encarnizamiento terapéutico”.
Durante su última internación, el papa había pedido que no lo intubaran, ya que esa intervención, aunque podía ayudarle a respirar, habría sido riesgosa por la infección viral en sus pulmones y difícil de revertir.
Alfieri contó que el lunes 21 de abril, hacia las 5:30 de la mañana, recibió un llamado de Strappetti: “El Santo Padre está muy enfermo”. El médico acudió a Santa Marta en 20 minutos, pero ya era evidente que un traslado no tendría sentido. “Corríamos el riesgo de que muriera en el camino”, recordó.
El pontífice murió poco después, en su apartamento. Según Alfieri, no se le expuso a sufrimiento innecesario. “Es como si, al acercarse al final, hubiera decidido dejar que las cosas siguieran su curso”, comentó, recordando también cómo el papa aceptó recorrer la plaza en Domingo de Resurrección, días antes de fallecer.
La causa de la muerte, según el parte firmado por el director de Sanidad del Vaticano, Andrea Arcangeli, fue un ictus (accidente cerebrovascular), que lo dejó en coma y derivó en una parada cardiocirculatoria. Alfieri explicó que pudo tratarse de un émbolo que bloqueó una arteria del cerebro, o una hemorragia, riesgos más comunes en personas mayores, sobre todo si tienen poca movilidad.
Así se apagó la vida del primer papa latinoamericano, que eligió morir en la intimidad de su hogar y bajo los cuidados de quienes más confianza le inspiraban.