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  • Por: Humberto Salazar
  • martes 30 octubre, 2018

Dios, Patria y Familia; Ganó Jair Bolsonaro

Como ya se sabía por los resultados de la primera vuelta electoral, el país más poblado de toda Latinoamérica, Brasil, eligió por la voluntad mayoritaria de su pueblo expresado en las urnas, a Jair Bolsonaro como su nuevo presidente, el cual deberá sustituir a Michel Temer el próximo mes de enero, lo que pone punto final a los gobiernos del Partido de los Trabajadores y el Partido de la Social Democracia Brasileña, que hasta ayer dominaron la política de ese país a la salida del gobierno militar en 1988.

Y es que Brasil está en medio de una crisis política, económica y social que ha remecido los cimientos sobre los que se sostiene su sistema político, de modo tan importante, que la mayoría de los brasileños han optado por una solución radical y fuera de los partidos tradicionales, ante la realidad del fracaso absoluto de los que en un momento de la historia reciente eran el ejemplo de los gobiernos llamados progresistas en nuestro continente, los cuales han sido arrasados en medio de grandes escándalos y una verdadera debacle económica.

Tan es así, que el actual presidente Michel Temer, quien entregará el poder a Jair Bolsonaro el próximo mes de enero, ni siquiera fue electo para el cargo, llegó a ocupar el Palacio de la Aurora, que es como se llama la casa de quien gobierna Brasil, como resultado de una votación en el congreso para destituir a Dilma Roussef electa por el PT, quien fue acusada de maquillar los números del déficit y realizar maniobras presupuestarias al margen del congreso.

Y es que el gobierno del PT y sus aliados está siendo sacado del poder en medio de un fuerte descontento social, una ola de violencia sin parangón en ls historia de ese país, altísimas tasas de desempleo, la persecución de casi toda su clase política por los tribunales, y la persona a quien una vez Barack Obama llamó ¨el político más popular de la tierra¨, Luis Ignacio ¨Lula¨ Da Silva, cumpliendo pena de prisión condenado por corrupción y acusado de recibir favores económicos.

Esta es la realidad que explica a Bolsonaro, pongámonos en el lugar de los brasileños que están siendo azotados por una espiral de violencia delincuencial que se llevó a la tumba el pasado año 2017 la friolera de 60 mil personas muertas en homicidios, esto es más que todos los que murieron en ese mismo periodo de tiempo que en Afganistan, un país que está en guerra desde hace mas de 15 años, esto quiere decir que no hay nadie seguro en la calle o en sus casas, que las ciudades brasileñas ocupan los primeros lugares en los índices de violencia, entonces en una situación de este tipo simplemente el país busca la mano fuerte que lo devuelva al orden.

Nada mejor según la óptica de la mayoría del pueblo de Brasil expresada ya en las urnas, que la figura de una persona con pasado militar, que predica mano dura contra la delincuencia organizada, que promete devolver el orden a las calles y cierto sentido de seguridad en un país que ha visto degradarse su nivel de vida de modo tan acelerado que en tan solo 6 años, en el 2012 todavía muchos hablaban del milagro económico brasileño, que hoy en día se ha duplicado la cifra de desempleados en medio de una caída del PIB a niveles de recesión económica.

Y lo lamentable es que Brasil tiene todo el potencial para convertirse en una potencia económica, incluso encabeza aquella acrónimo bautizado como los BRICS, letras que significaban Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, como los países que se proyectaban a ser una potencia en el siglo XXI, pero tiene tres problemas que lo han postergado y ni siquiera se menciona en esta lista, y son la violencia, la burocracia y la corrupción, que sin dudas son los principales problemas que enfrenta el gigante de Sudamerica y a cada uno de ellos Bolsonaro ha dado una respuesta en la campaña electoral recién terminada.

Para dar una muestra de que va en serio en la lucha contra la corrupción, anunció en el día de ayer que ofrecerá el cargo de ministro de justicia al juez de Curitiba, Sergio Moro, el mismo que llevó adelante la investigación que se denominó Operación Lava Jato, que sacó a la luz pública la trama de corrupción de Petrobras y que llevó a la cárcel a los principales políticos y empresarios brasileños, esto quiere decir que pondrá la fiscalía general de la nación en manos de un independiente que hasta ahora ha resistido todas las presiones posibles y no ha claudicado.

En cuanto al tema burocrático se plantea poner como ministro de economía a Paulo Guedes, un economista doctorado en la Universidad de Chicago, la cuna del neoliberalismo, quien ya anunció el alejamiento de Brasil del Mercosur, el que dice que es mas un club político ideológico que económico, la disminución de la nomina pública y un ajuste fiscal que disminuya los impuestos a una parte de la población, aumentándola a otros segmentos y entre otras cosas buscar llevar a cero el déficit fiscal en el primer año que actualmente es de 40 mil millones de dólares, además de crear un clima favorable a la inversión y que de confianza a la inversión extranjera.

Para la violencia callejera, Bolsonaro ya anunció que utilizará a los militares para que ocupen varios puestos de mando en su gabinete y que serán utilizados para devolver la seguridad a las calles de su país no importando el precio, que es una de sus prioridades, es mas, el mismo fue víctima de la violencia cuando fue agredido por un enajenado en un mitin de campaña, lo que le produjo daños por herida punzante en el abdomen, varias cirugías y a las puertas de la muerte, lo que no ocurrió por la rapidez con que actuaron los médicos que lo recibieron en la emergencia.

Estas elecciones en Brasil han supuesto un cambio de rumbo, por 22 años dos políticos han dominado el escenario político de Brasil, Fernando Henrique Cardoso del PSDB y Lula Da Silva del PT, pero ahora estos partidos han sido vencidos por el representante de un partido marginal, como es el PSL de Bolsonaro, y  con poca presencia, hasta esta elecciones, en el congreso y los espacios de poder de ese país, entonces si se ha producido un cambio importante en la política brasileña a partir de la pérdida de confianza en los políticos tradicionales.

Jair Bolsonaro ha sido la respuesta a la crisis, su ascenso, que advertimos en este blog hace varios meses, tomó de sorpresa a muchos que no conocen las interioridades y peculiaridades de la situación actual de Brasil, este es de línea dura, defensor de la pena de muerte, de la militarización para volver al orden, pero sobretodo uno de sus lemas de campaña retrata de donde viene su apoyo; Dios , Patria y Familia, habla de que su caudal de votos viene de la parte mas conservadora de la sociedad brasileña que se resiste a los temas que han promovido los llamados ¨progres¨.

Y la base principal de Bolsonaro viene de las bases religiosas que son fundamentales en la sociedad brasileña, en ese país la religión es parte esencial de su cultura, es por ejemplo el país donde más católicos existe en el mundo, se calcula en 123 millones quienes pertenecen a la fe de la iglesia romana, pero también que un 20% de la población es parte de las iglesias evangélicas, se dice que más de 20 millones de los brasileños son evangélicos,  y estos han sido los principales promotores de la candidatura triunfante del nuevo presidente de Brasil.

Lo mínimo que se puede hacer es esperar el seguro cambio de rumbo que tomará Brasil, después de todo peor no puede estar, las políticas de dispendio de la riqueza de Brasil, que son las creadoras de la crisis, juntos con la ola de violencia el descrédito de la clase política son los factores que han llevado a los brasileños a buscar una vía alternativa a los partidos tradicionales, si esto se convierte en una decisión de largo plazo, solo el futuro lo dirá.

 

 

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