En el día de ayer recibí por correo electrónico un escrito de un distinguido y querido Senador de la República, donde se plantea lo difícil que para él es la llegada de lo que llama ¨la modernización¨ de la política en la República Dominicana, haciendo uso de los ya conocidos argumentos de que el continuismo y el caudillismo, se han entronizado como practica de las personas que ocupan espacios de poder.
Claro conociendo al caro amigo y al grupo político o corriente a la que pertenece dentro del Partido de la Liberación Dominicana, sabemos que sin mencionar su nombre se refiere al actual Presidente de la República, Danilo Medina, a quien algunos congresistas y dirigentes de ese partido han afirmado que están dispuestos, en caso de que este decida presentarse una vez mas como candidato, a crear las condiciones para que esto ocurra.
Haciendo fe del anti- reeleccionismo, sobre el que en nuestro caso personal hemos venido escuchando desde que éramos unos imberbes, nuestro querido senador se explaya en conceptos teóricos sobre el porqué es malo para lo que llama la democracia, el que un presidente en ejercicio presente su nombre sin detenerse un momento a pensar que en su caso particular es evidente que esta preparándose para ser candidato nueva vez en las elecciones del 2020, la que sería su tercer periodo en el Senado de la República.
Y es que en este caso sucede lo mismo que pasa con todos los que hace profesión de fe del anti-reeleccionismo en el país,, se rasgan las vestiduras y gritan a todo pulmón de lo mal que le hace a la República un proceso de repostulación, siempre y cuando el nombre que esté en juego no es el suyo propio, porque cuando es así defienden su derecho a presentarse nueva vez al cargo que ocupan.
Porque suponemos que esos mismos argumentos de que se habla en forma tan conveniente, en el sentido de que en la República Dominicana aspiramos a un monarca como gobernante porque los presidentes aspiran a reelegirse tan pronto llegan al Palacio Nacional, se puede aplicar a los aspirantes a caciques que ocupan las senadurías, diputaciones, alcaldías y regidurías, pues estos se presentan a la reelección vez tras vez mientras se declaran anti-reeleccionistas convencidos.
La hipocresía es definida como ¨la actitud de fingir determinadas ideas, sentimientos o cualidades que son absolutamente contrarias a las que en realidad se sienten, se tienen o se piensan¨ y la palabra viene del griego hypokrysis que significa actuar o fingir, que es exactamente lo que sucede con todos los ¨doctores merengues¨ de la política dominicana, que dicen una cosa y hace absolutamente lo contrario y la gente, que no es tonta, esta harta de que la manipulen de esa manera.
Porque si los peledeístas, perremeístas y perredesitas que ocupan cargos en el congreso y las alcaldías son sinceramente contrarios a la reelección, lo deberían demostrar aplicándose ellos mismos el ¨nunca jamás¨ y renunciando a la posibilidad de reelegirse para dar paso a otro u otra de sus compañeros de partido, ya que suponemos que su fervor por la alternabilidad pasa por auto-impedirse su continuidad.
Solo que esto no va a pasar, porque en este país los políticos no se jubilan, no terminan nunca de aspirar y los mismos que hoy día predican desde la oposición interna y externa al partido de gobierno, su creencia ferviente de que al ejecutivo no se le puede permitir repostularse bajo ningún concepto, son los mismos que están trabajando con el mismo afán para presentarte de nuevo en la boleta local para el cargo que actualmente ocupan.
Esta es una actitud hipócrita, se dice una cosa y se piensa otra, pues la verdad es que en la República Dominicana lo que existe es un anti-reeleccionismo en contra de los demás, por supuesto nunca aplicable a uno mismo.
Si usted no cree esto simplemente haga una ¨chequeadita¨ a la longevidad de nuestros congresistas, tanto en la cámara de diputados como en el senado, y encontrará que el que no se reeligió esta pensando en hacerlo, mientras al mismo tiempo asumen el anti-continuismo profesional que caracteriza a muchos de nuestros políticos y comunicadores.
Lo lógico y racional debería ser, que como son tan fanáticos de la alternabilidad en los cargos de elección popular se aplicara coherentemente la misma línea de pensamiento a todos, es decir, dos periodos y nunca jamás para senadores, diputados, alcaldes y regidores, porque después de todo la argumentación es la misma: ¨hay que dar paso a nuevas ideas y nuevos liderazgos¨, solo que les aseguramos no moriremos de ese susto, es mas, nuestro amigo del senador a que hicimos referencia aspira a seguir en el cargo en una ¡tercera! reelección.
Nadie cuestiona entonces el continuismo que nace desde los mismos partidos políticos, donde los mismos nombres se reeligen en asambleas construidas para tales fines vez tras vez o es que alguien puede negar la existencia de agrupaciones donde lo que prima es el apellido de sus directivos, verdaderos partidos familiares, o los que están construidos alrededor de los mismos nombres que les dieron origen algunos de ellos hace ya varias décadas.
Y si estas familias o nombres propios mantuvieran económicamente la existencia de muchas de estas entelequias políticas, que solo existen para titulares de periódicos y declaraciones de todo tipo difundidas en los medios de comunicación, no tuviéramos ningún problema y no nos refiriéramos a lo que no tiene importancia, pero el tema es que esos ventorrillos dependen del presupuesto nacional y por lo tanto todos los que pagamos impuestos tenemos derecho a opinar.
Pero que decir los los demás partidos, los que se consideran ¨grandes¨, y del mas grande de todos el PLD, pues no sabemos como cualquiera de los miembros de su Comité Político, el Sancta Santorum de la política dominicana, podría hablar en contra de la reelección o criticar el continuismo, pues solo salen de ese organismo los que se mueren, es decir los cargos hasta ahora son VITALICIOS al mas fiel estilo de las cortes donde primaba el absolutismo,
Pero no solo eso, sino que los cargos de dirección se han congelado desde hace 16 años, si fuera un tema reeleccionista serían cuatro periodos consecutivos, cuando todos sabemos que ahí hay nombres que no soportarían una mínima brecha hacia la apertura porque su desfase es mas que evidente, solo que no hay quien les hable de dejar esos puestos a gente mas joven y probablemente capaz de sintonizar con la composición demográfica del país, porque pertenecen a la casta de los imprescindibles.
En fin, en este país nadie puede hablar se que es anti-reeleccionista por principio, porque eso es un invento dominicano, eso no existe en un mundo donde se repite el fenómeno de que los países que avanzan son los que asumen proyectos políticos de largo plazo, algunos de ellos autoritarios, ya que no se puede estar cambiando de políticas públicas cada vez que unos de los ¨genios¨ que son tan abundantes en nuestros países se les ocurre.
Y si a hablar de presidentes y políticos vamos, el que no trabajó por la reelección de Balaguer, propuso la de Guzmán, después la de Jorge Blanco y finalmente se embarcó en la de Hipólito, ahí quedó enterrado el mito anti reelección del PRD.
Los que se negaron a ¨ponerse los pantalones¨ en el 2000 armaron la reelección de Leonel y posteriormente todos se unieron para reelegir a Danilo, entonces ¿de que anti-reeleccionismo es que estamos hablando?.
Si es tan anti-reeleccionista y considera que estamos creando una ¨monarquía¨, que es el planteamiento del senador y amigo tan querido por nosotros, pues lo que debería hacer es plantearse renunciar a la reelección para tener algo de coherencia, solo que esto no lo veremos ni en sueños, porque al final aquí todos abrimos las puertas a la reelección cuando nos conviene.