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  • Por: Máximo Sánchez
  • domingo 19 enero, 2020

La comunicación y la degeneración social

Hace muchos años, algunos comunicadores y personajes oportunistas dominicanos, descubrieron que con palabras altisonantes y descompuestas, atraían la atención de las audiencias nacionales hacia sus puntos de vista; y así surgió un jugoso negocio para estos “hacedores de opinión” y los medios que los auspician y mantienen.

De los muy buenos set de programas de panel, como “Sea usted el jurado”, o aquel famoso “Ola! Que tal”, para solo mencionar dos, pasamos a los paneles de radio y televisión de los energúmenos; gente que hace alarde de sus gritos y sus malas palabras; apoyadas, estas desafortunadas expresiones por una errada interpretación de la ley de expresión y difusión de pensamiento.

El activo más importante de una nación, son las personas que la componen; y si las leyes no sirven para proteger los derechos de la mayoría de los connacionales, entonces son leyes insostenibles; las leyes no pueden proteger a los que dañan a la sociedad de una manera abierta y descarada.

¿Cómo es posible que el pueblo dominicano se despierte cada día, con una docena de orates diseminando estiércol por las vías de comunicación, sean  estas radiales o televisivas?

Los niños y jovencitos, que en sus casas o en los vehículos de transporte público son agredidos por las malas palabras de los panelistas de estos medios, cosecharán solo deformación y mala educación, que más tarde nadie puede reclamarle, porque la causa la tenemos dentro de nuestras propias casas en los aparatos electrónicos de entretenimiento.

Por cierto, existe una gran cantidad de estos referidos personajes, que son auspiciados por el gobierno dominicano, para que siempre estén defendiendo sus iniciativas; esto es una corruptela que muy pocos se atreven a denunciar, por aquello de que entre “bomberos no se debe pisar mangueras’.

Acaba de ocurrir un caso, que hasta risa provoca, además de toda la indignación que debe provocar todo acto de corrupción: El gobierno dominicano acaba de designar al periodista Melton Pineda, cónsul general en Sao Paulo Brasil, en sustitución de otro periodista de nombre Geomar García.

Este último, Geomar García es un productor de un programa de televisión en el país, y nunca ha salido del territorio dominicano a desempeñar el papel de cónsul, en el que fue designado en el 2012; o sea que el Sr. García ha estado recibiendo un salario sin trabajar del Ministerio de Relaciones exteriores desde muchos años atrás.

En las redes sociales, anda un video del Sr. Melton Pineda, celebrando con baile y todo su “magnifica” designación; suponemos que todos los dominicanos cuerdos, estamos esperando la renuncia del Sr. Pineda, a los programas de comunicación en los que trabaja, para viajar a Brasil a ocupar su puesto diplomático.

Por cierto, “La Bazuca” como apodan al Sr. Pineda, es dueño del contrato de arrendamiento del Hotel Guarocuya en la ciudad de Barahona, el cual viene usufructuando desde hace muchos años.

Intrincados tiempos estos; donde el buen juicio de un gobernante se ha ido de vacaciones, y muchas figuras públicas han dejado abandonada una virtud llamada ética…solo “por unos dólares más”.

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