SANTO DOMINGO.-Millones de católicos celebran hoy en todo el mundo el Miércoles de Ceniza, el cual es es un día santo cristiano de oración y ayuno, y es el primer día de Cuaresma, que son las seis semanas de penitencia antes de Pascua.
Es el primer día de la Cuaresma en los calendarios litúrgicos católico y anglicano, como así también de diversas denominaciones protestantes, luterana, metodista, presbiterana y algunas bautistas
Es observado por anglicanos , la mayoría de los católicos romanos de rito latino, luteranos, metodistas, moravos, nazarenos y católicos independientes así como muchos de los Bautistas Reformados.Se celebra cuarenta días antes del Domingo de Ramos, día en que comienza la Semana Santa. La ceniza, cuya imposición constituye el rito característico de esta celebración litúrgica, se obtiene de la incineración de los ramos bendecidos en el Domingo de Ramos del año litúrgico anterior.
El Miércoles de Ceniza es una celebración litúrgica móvil, ya que tiene lugar en diferente fecha cada año, siempre relacionada con la también móvil celebración de la Pascua. Puede acontecer entre el 4 de febrero y el 10 de marzo.
Este día, que es para los católicos día de ayuno y abstinencia, igual que el Viernes Santo, se realiza la imposición de la ceniza a los fieles que asisten a misa. Estas cenizas se elaboran a partir de la quema de los ramos del Domingo de Ramos del año anterior, y son bendecidas y colocadas sobre la cabeza de los fieles
La celebración de este día puede iniciarse con una procesión penitencial desde el exterior del templo, desde una capilla vecina, o por lo menos una entrada procesional del sacerdote celebrante y los ministros sagrados. Mientras ocurre esta procesión se cantan las letanías de los santos.
Una vez llegados al altar, omitiendo los ritos iniciales y el rito penitencial, el celebrante reza inmediatamente la oración colecta. En seguida se proclaman las lecturas (Joel 2, 12-18; Salmo 50, 3-6.12-14.17; 2 Corintios 5,20 – 6,2) que recuerdan el sentido de penitencia, conversión y arrepentimiento de los pecados. El evangelio, proclamado por el diácono o el sacerdote celebrante (S. Mateo 6, 1-6. 16-18), recuerda cómo debe ser la penitencia, la oración y el ayuno agradable a Dios.
Luego de la homilía, se procede a la bendición de la ceniza con una breve oración pronunciada por el sacerdote celebrante, quien asperja las vasijas que contienen la ceniza. Seguidamente, el sacerdote, que puede ser ayudado por sus ministros, realiza la imposición de la ceniza sobre los fieles. El sacerdote deja caer la ceniza en su cabeza, o bien traza una cruz de ceniza en la frente de quien la recibe, según la costumbre. Mientras lo hace, dice una de las siguientes frases extraídas de las Escrituras:
Convertíos y creed en el Evangelio (Mc. 1,15)