La venta de alimentos, sin ningún tipo de control en las calles del Distrito Nacional ha ido ganando terreno, sobre todo en tiempos en que cientos de personas han quedado sin empleos producto d Elva crisis generada por la pandemia del coronavirus.
Carretillas, baúles de carros, guaguitas plataneras y otros artefactos móviles, son convertidos en cocinas ambulantes por quienes se dedican a la venta de comida en los alrededores de los mercados y hospitales del Distrito Nacional.
La falta de higiene al momento de manipular, cocinar y despachar los alimentos, por quienes con sus negocios ocupan calles y aceras, evidencia la inexistencia de controles sanitarios y de uso de los espacios públicos.
Estos padres de familia, algunos de los cuales han recurrido al comercio informal ante la falta de empleos, vende desde jugos hasta empanadas, frituras y frutas.
Además de poner en riesgo la salud de quienes consumen estos alimentos, los vendedores obstaculizan el libre tránsito y arrabalizan las zonas donde, sin ningún permiso se instalan.
Algunos de los clientes, a quienes poco parece importarle los problemas de salud que pueda acarrear el consumo de estos productos, los piden para llevar, mientras otros, disfrutan de ellos como si fuera un manjar, en plena calle.
La elaboración y venta de alimentos en las vías del constituye, un método de trabajo informal, que pudiera realizarse de manera organizada. Sin embargo, son las autoridades sanitarias y municipales las responsables de lograr un efectivo control sanitario y de uso de los espacios públicos, a fin de que practica no ponga en riesgo la salud de quienes lo consumen, ni sigan obstaculizando el tránsito, que de por si es caótico.