La zona andina de Bolivia fue escenario ayer del festival de cráneos humanos por lo que una multitud de estos adornados con flores llegó a la capilla del cementerio de La Paz traídas llevados por sus dueños para recibir bendiciones.
Estos cráneos humanos, conocidos como ñatitas y con fama de milagrosos, tienen un lugar especial en la casa de los devotos junto a los santos preferidos de la familia y cada año, una semana después de la fiesta católica del Día de Difuntos, reciben las bendiciones de un cura.
La Iglesia católica considera pagana esta festividad y se niega a celebrar misa como piden los devotos que cada año crecen, por eso el párroco del cementerio sólo otorga bendiciones.
En la zona andina de Bolivia la mayoría de la gente es católica pero desde hace siglos mezcla su fe con antiguos ritos a los dioses andinos, en una simbiosis religiosa que los curas toleran, afirman los antropólogos.
Según la tradición, los cráneos deberán corresponder a personas desconocidas pero algunos son de parientes lejanos.
Algunas personas los recolectan de entre la pila de huesos de difuntos olvidados que se amontonan en el cementerio.
Ricamente adornados con flores, gorras o sombreros, los cráneos son llevados a la capilla del cementerio en urnas de madera o vidrio, o en cajas de juguetes.
Algunos devotos llegan con urnas grandes hasta con cuatro cráneos que llevan gafas de sol y un cigarrillo entre los dientes.
Tras la bendición del cura, los devotos festejan a los cráneos con música de mariachis y otros grupos musicales en los jardines del cementerio.
Los creyentes dicen que conservar los cráneos en casa ahuyenta a los ladrones y trae buenos augurios para la familia.