El nuevo ataque se produce tres días después de que sendas explosiones reivindicadas por la filial afgana de la organización terrorista Estado Islámico (ISIS-K) en las afueras del aerodromo capitalino mató a unas 170 personas, entre ellas 13 militares estadounidenses y dos británicos, así como a 28 talibanes.
Estados Unidos tomó represalias posteriormente con un ataque con drones que ultimó a miembros del ISIS-K.
Tras 20 años de guerra, tropas estadounidenses y aliadas abandonarán Afganistán como parte de un acuerdo con el movimiento Talibán.
Los talibanes retomaron el país centroasiático luego de dos décadas de ocupación militar por Estados Unidos y la OTAN, que invadieron la empobrecida nación bajo la alfombra de una supuesta cruzada contra el terrorismo, pero dejaron aquí 250 mil muertos y 11 millones de refugiados.
El anterior gobierno talibán, entre 1996 y 2001, tuvo un enfoque fundamentalista extremo y fue desastroso por sus abusos contra las mujeres, las niñas, las minorías étnicas e incluso para la educación.