El inusual calor observado en la costa este contribuyó a la formación de más de una decena de tornados que afectaron en los últimos días a seis estados del sur de Estados Unidos.
Al menos 17 personas murieron en Misisipi, Tennessee y Arkansas desde el miércoles, informaron las autoridades.
Según el servicio meteorológico de Estados Unidos (SNW) hay "serios riesgos" de que se produzcan inundaciones repentinas desde el norte de Texas hasta Misuri (centro). En el sur, alertas y advertencias por inundaciones estaban aún en vigor en algunas regiones de Misisipi, Tennessee y Alabama, al igual que en Kentucky (centro).
En Alabama, tornados arrancaron árboles y techos de viviendas el viernes, fundamentalmente en Birmingham, la mayor ciudad de este estado. "Tres casas se derrumbaron el día de Navidad" y algunos habitantes debieron ser asistidos pero no se registraron víctimas fatales, declaró a la cadena CNN el jefe de bomberos de la ciudad, Charles Gordon.
El gobernador de Alabama, Robert Bentley, proclamó el estado de emergencia, una decisión frecuente en Estados Unidos, que permite desbloquear fondos para enfrentar el desastre.
Una medida similar fue tomada en algunos condados de Misisipi y Georgia.
Misisipi fue particularmente afectado por los tornados y tempestades, con 10 muertos, según el nuevo saldo comunicado por el servicio de emergencia el sábado. Entre las víctimas figura un niño de 7 años, fallecido en el interior de un vehículo que volcó por la fuerza del viento. Unas sesenta personas resultaron heridas.
Seis personas murieron en el estado vecino de Tennessee, tres de las cuales fueron halladas el jueves en un automóvil arrastrado por las aguas, según los bomberos. En Arkansas al menos otra persona murió, de acuerdo a medios de prensa locales.
Los tornados son frecuentes en estas regiones del sur del país, pero no en esta época del año.
Por el contrario la Navidad había comenzado este viernes en Nueva York (este) con un récord de calor, mientras Las Vegas (oeste) vivía una excepcional nevada.
La Gran Manzana vio subir el termómetro hasta los 18,8 grados Celsius, registrados durante la noche en pleno invierno boreal, que superó los 17,7ºC (64ºF) de 1982 -hasta hoy el 25 de diciembre más caluroso de la historia en la ciudad-, según el NWS.
El "veranito" que vive Nueva York desde hace una semana ya había provocado un récord el jueves en vísperas de Navidad, cuando el termómetro marcó 22,2 grados, batiendo ampliamente los 17,2 grados registrados en 1996.