REPUBLICA DOMINICANA.- El presidente Luis Abinader arribará este domingo a su segunda rendición de cuentas asediado por los desafíos que plantea la pandemia del Covid-19, agravados ahora por la crisis geopolítica de Ucrania, que impactan la economía con una galopante inflación de 8.7% y provocan descontento en sectores populares.
Las persistentes dificultades en este último año de gestión, llevarían al mandatario en su discurso ante la Asamblea Nacional, a aferrarse a los pronósticos de un crecimiento económico de 5.5% para este año, atribuido al éxito del relanzamiento de la economía, inversión extranjera y recuperación del turismo .
Según el informe del Banco Central, el año pasado la economía registró un crecimiento interanual del Producto Interno Bruto (PIB) de 12.3%, debido a la mejoría en la construcción, zonas francas, hoteles, bares y restaurantes, comercio, transporte y otros. La ocupación del mercado laboral se situó en 4.7 millones de personas.
En ese contexto, Abinader exhibiría también el éxito del Plan Nacional de Vacunación y protección de la salud, que lo llevó a eliminar las restricciones por el Covid-19 el 16 de este mes. Una medida que creó contradicciones.
El mandatario se vería precisado a abordar también la realidad de uno de los pilares básicos en que descansa su gobierno: la transparencia y honestidad en el manejo de los fondos públicos, con su eslogan “No solo se trata de gastar más, sino de gastar mejor”.
El talón de Aquiles
A partir de ahí el crecimiento económico del país se ha deslucido por la variación del Índice de Precio al Consumidor (IPC), o sea, una inflación que en diciembre pasado se ubicó en 8.5% y en enero de este año aumentó a 8.7%. Las autoridades lo atribuyen a choques externos.
Entre los desafíos que advierten economistas y políticos opositores está adoptar medidas que contrarresten el alza de precios en los productos de consumo masivo y de los combustibles, como forma de contrarrestar los focos de protestas que comienzan a gestarse en diferentes barrios y ciudades.
Otro pilar que precisa acometer el presidente Abinader son las prometidas reformas estructurales que requiere el país, muchas de las cuales, como la constitucional y la electoral, están aún en punto de debate en el Consejo Económico y Social (CES), sin que se muestren avances significativos pese a la celeridad que ameritan.