La Silla en su VIII ceremonia fue un éxito, restableció la tradición iniciada en 2013. Además de las cintas ganadoras, triunfó en realidad, fue la literatura dominicana. Algunos fallos deberán ser evaluados.
José Rafael Sosa
El ceremonial de gala de los VIII Premios La Silla, de la Asociación Dominicana de Profesionales del Cine (ADOCINE), fue un éxito, logrando en primer lugar ser más que una esperada continuidad del honor del cine hecho por sus profesionales nacionales.
Los VIII Premio La Silla, no se pueden calibrar solo en la circularidad previsible sobre la justicia o no de las películas galardonadas.
Las películas y talentos que ganaron fueron las que resultaron favorecidas por el voto de quienes podían sufragar y eso es inapelable, un hecho consumado y, justo y equilibrado, a nuestra forma de verlo: los miembros ADOCINE.
La pregunta que se hace, tras el ceremonial, la transmisión en vivo, es ¿Quién ganó realmente en Premios La Silla? En el galardón ganó la literatura dominicana, y en especial su creatividad narrativa.
En La Silla triunfó el concepto. Se enriqueció en pensamiento cinematográfico que procura la trascendencia de la industria, sin dejar de ser industria.
Las tres películas que más estatuillas ganaron (Mis 500 locos, Candela y Papi) se basan en sus guiones, en tres novelas dominicanas de: Antonio Zaglul (testimonial) Rey Andújar y Rita Indiana Hernández, sin menospreciar la cantidad de reconocimientos que cosechó Hotel Coppelia, con guión escrito por Cabral, quien podría perfectamente retrabajar su guion para perfilarse como novelista de consideración.
La literatura nacional es rica en personajes, colores, argumentos, historia, situaciones, giros dramáticos que de ser detectados por la generación actual de directores, otras muchas serían las novelas llevadas al cine.
ADOCINE tenía la deuda de montar el Premio se cara a lo estrenado en 2020 y 2021 en realidad, y a pesar de que reiniciaron los rodajes en plena pandemia, a pesar de todas las condiciones adversas: sin patrocinios y con la dispersión que provocó la pandemia, la directiva de ADOCINE decidió montarlos. Ese fue un acto de valor profesional y de fe en lo que se hace.
El resultado de los Premios La Silla, deben servir para volver la mirada crítica a las ideas frecuentemente utilizadas de modo facilista para rodar cualquier cosa. Cuando se parte de un buen concepto, de la creatividad puesta en servicio de la inteligencia y la capacidad del buen comunicar, el fruto es la calidad. Es una experiencia que todos deberíamos ver.
Pero hay otro triunfo factor que ha triunfado siempre en La Silla: todas las producciones ganadoras como Mejor Película, corresponden a directores de menos de 40 años, (2013-2021) con una media de edad de 30 años. ADOCINE han sido constante en reconocer el talento de los directores jóvenes.
La directiva integrada de ADOCINE, dio el paso al frente y todo se fue resolviendo sobre la marcha. El equipo directivo que decidió esta premiación ahora es integrado por Iván Reynoso, presidente, Alan Nadal Piantini, vicepresidente, Danilo Reynoso, tesorero, Carol Herrera, secretaria, Johanné Gomes Terrero, José Billini, Desireé Díaz Silva, Ronni Castillo y Amaury Pérez.
Luego de anunciarse por segunda vez que la edición del premio si se montaría en agosto, llegó el apoyo de Ministerio de Turismo y DGCINE y Cinemateca Dominicana y por parte de la industria misma, se hicieron presentes Aprodomcine, Estudios Quitasueño, Lántica Studios, BKT Financial Advisory, Motorhome dominicana, Viva (telefonía móvil), La Nave Post, Transekur, Larimar Films, Rufiosa, La Casita, Ron Siboney y Caribbean Films.
Los comentarios al viento
Los comentarios en los medios de cine, evaluando el resultado, es eso: comentarios al margen para, ó expulsar la halitosis o para presentar puntos de vista evaluativos que habrían tenido otros sectores de la industria y que cumplen la misión de darle valor social al acontecimiento que fueron los Premios La Silla.
El premio tiene su trascendencia no solo por la elegancia de los vestuarios clásicos e innovadores. casuales o ceremonialmente aceptables, supera la emoción del momento azul más destacado, cuando se cerró la garganta de Avril Alcántara y lloró al recibir el Premio como Mejor Actriz Principal por Papi (Noelia Quintero). No era para menos. Ella competía con lo mejor del talento femenino interpretativo y lograba el milagro a pesar de su edad.
Lo digno de ser revisado
Se debió tener una curación de los parlamentos humorísticos, presentados por el excelente coloquiador Carlos Sánchez, precursor fundamental del “stand up” cuando nadie estaba en eso. Es delicadísimo, por medio de chistes, hacer comparaciones entre directores de cine, comparándolos, lo que puede herir susceptibilidades y detalles entre trayectorias distintas. Las comparaciones no son positivas, sobre todo desde una vitrina de tan alta exposición.
No nos cayó bien la referencia de que Frank Perozo en que se parece a Roberto Angel porque “hacen una película cada mes”. No es así. Perozo no es superior ni inferior a Roberto Ángel. Son distintos y sus criterios para hacer cine, también lo es.
Perozo es un actor de más de 40 producciones en su filmografía y que ha incursionado como director para hacer una película al año, enriqueciendo el género comedia. Roberto ángel tiene en su haber, haber generado un circuito de producción de cine (aparte la valoración de la crítica) que produjo la experiencia para el trabajo de muchos de aquellos que hoy critican sus comedias.
Habría que ver si eran oportunas, las referencias a la corrupción y la política, sobre todo porque involucra a gobiernos. El parlamento no es que fuera falso o malo. Era imaginativo y bien estructurado en su texto, pero tal vez no era el escenario adecuado.
Sobre comedias y documentales
La comedia, otrora la indudable reina en cantidad de títulos para la cinematografía – y principal fuente de trabajo y aprendizaje – apenas tuvo tres nominaciones en categorías técnicas, pero debido a que quienes producen más comedias, no las inscriben para participar. ¿Pero …? por qué no las inscriben?
Da la impresión de que no es simplemente displicencia de los productores de comedia y que deben crearse mecanismos amigables para que ese acercamiento, comedias-La Silla, se fortalezca y definir quien da el primer paso amable para que ello sea posible. Las comedias, sobre todo las que se han estado haciendo por parte de productoras que las realizan con enormes valores de producción, es la gran generadora de recursos del cine, situación a la cual han contribuido los directores que han hecho comedias comerciales.
Desde la perspectiva de los organizadores del premio, no se puede tomar en cuenta una película que no se inscribe, lo que implica que su productor no da el permiso de uso, por los temas de derecho de autor.
Lo mismo aplica para los documentales que fueron exhibidos comercialmente y que no fueron tampoco sometidas a consideración. Estaban sometidas La vida de los reyes (Frank Perozo) y No es lo que parece (David Maler) – ambas de Caribbean Films.
La primera era propiamente un biopic (película biográfica) con tonos de comedia. Entonces quedaba como única competidora como comedia el trabajo de Maler, pero ¿con quién iba a competir? Hay que procurar, en la evaluación de este premio, una alternativa que favorezca una presencia en nominaciones y premios, a este género, que es fundacional del cine.
Ungalardón del cine que es esperado es el Paseo del Cine Downtown, de Caribbean Cinemas y que fue lanzado en 2016 cuando se establecieron para la inmortalidad, las estrellas de Manny Pérez, Luisito Martí, Raymond Pozo y Miguel Céspedes.
Para el final de este 2022 se espera que se retome el “Paseo del Cine Downtown”, ubicado en la explanada frontal del centro comercial Downtown Center ubicado en la Rómulo Betancourt, de Santo Domingo. Sería ideal que se diera en el marco del XII Festival Internacional de Cine Fine Arts, aún sin fecha fijada.