Puerto Príncipe.- La capital haitiana y varias ciudades del país viven una nueva jornada de multitudinarias manifestaciones, cada vez más violentas y acompañadas de saqueos.
Tanto empresas públicas como negocios privados fueron objeto de estos actos de pillaje por parte de unos manifestantes que exigieron la salida del poder del primer ministro de Haití, Ariel Henry, para abandonar las calles.
Todas las actividades siguen paralizadas hoy y los actos de vandalismo se multiplican, con barricadas ardiendo y locales y calles en llamas.
Ante esta situación, se han suspendido en el país los permisos para portar armas hasta nuevo aviso.
Las protestas han ganado en intensidad desde que a principios de semana Henry anunciara una nueva subida de los precios de los carburantes, que aún no ha entrado en vigor.
Este incremento de los derivados del petróleo aumentará el precio del transporte y de los productos básicos, en un país donde casi la mitad de la población necesita ayuda humanitaria.
A ello se suma la acción de las bandas armadas en Puerto Príncipe y sus alrededores, que ha causado ya la muerte de al menos 300 personas y la huida de la zona capitalina de unas 3.000.
La situación en Haití, en continua crisis, empeoró aún más tras el magnicidio en julio pasado del entonces presidente Jovenel Moïse.