Con los Juegos Olímpicos a menos de tres meses, uno de los futbolistas más exitosos de Brasil tiene un mensaje sorprendentemente negativo para los visitantes internacionales: No vengan a Río de Janeiro.
Brasil está cada vez "más feo", dijo Rivaldo, que ganó el Mundial con Brasil en 2002, formando parte de un trío de ataque letal con Ronaldo y Ronaldinho.
El mensaje podría frustrar los esfuerzos de los líderes del país, que han estado tratando de disipar la noción de que Brasil no está preparado para los Juegos y que Río no es seguro para los turistas.
"Estamos a la espera de que todos vengan y podamos mostrar nuestra ciudad", dijo el secretario de Turismo de la ciudad de Río de Janeiro, Antonio Pedro Viegas. "La gente ya sabe nuestros problemas, pero sorprenderse por la belleza de Río y la calidez de su gente".
Pero la violencia es solo uno de los problemas que Brasil enfrenta de cara a los Juegos.
La ciudad costera de Recife se considera la zona cero del mortal virus del Zika. Una serie de países han emitido advertencias de viaje para las zonas afectadas por el virus, transmitido por mosquitos.
Los líderes brasileños también lidian con una crisis económica y un escándalo de corrupción que puede afectar a la presidenta Dilma Rousseff y a su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva. Además, Rousseff enfrenta un proceso de juicio político, que podría conllevar su destitución.
Luego está la preocupación por las instalaciones olímpicas.
No está claro si todas las instalaciones e infraestructuras estarán listas. Y la calidad del agua es también una preocupación para aquellos que competirá en la Bahía de Guanabara de Río de Janeiro, contaminada por aguas residuales. CNN