proceso.com.do
  • Opiniones
  • Por: Máximo Sánchez
  • miércoles 23 agosto, 2023

San Cristóbal en el corazón

Nuestra familia ha sido adoptada por San Cristóbal; en Madre Vieja Sur, nuestros hijos vivieron parte de su adolescencia. En septiembre de 1973 llegué por segunda vez a esta urbe, luego de pasar el examen de admisión del Instituto Politécnico Loyola; y fue en esa edificación, donde estaba la tienda veterinaria que acaba de quemarse, donde nos albergamos junto a otros compañeros.

La calle Padre Ayala, era nuestra calle; salíamos de la pensión y esta calle era un camino directo al parque central y al centro del pueblo; era una época de muy pocos vehículos en las calles, todo el mundo se conocía y se hacían listas de pasajeros para salir de viaje en las horas de la mañana en los pocos carros de públicos; era una costumbre para la gente que trabajaba en la capital de la República.

Nuestra pensión estaba regentada por el hoy médico veterinario don Leo Uribe, y por su esposa doña Milagros; buenas personas, esperaban pacientemente esos cuarenta pesos mensuales que pagábamos, cada uno de nosotros por alojamiento, ropa limpia y tres comidas, increíble ¡cómo ha cambiado la vida!

La pensión desenvolvió sus actividades en la segunda planta del edificio, y había un gran balcón que abarcaba la esquina de la Padre Ayala y la calle Francisco J Peynado, desde dónde podíamos observar todo el entorno próximo en ambas calles; por eso podemos afirmar que conocemos el espacio del mercadito viejo que acaba de desaparecer con esta explosión.

Y por esta razón, hoy nos preguntamos ¿Cómo pudo haber una fábrica o recicladora de plásticos en este lugar? Un lugar en el que, además se desarrollaban otra docena de negocios de diferentes actividades comerciales.

¿Quién dio los permisos que demandan las leyes y las regulaciones, para instalar dentro del casco urbano una fábrica de esta categoría? Se habla de que se estaban desmantelando las instalaciones, para dar paso a un parqueo municipal, pero ¿cuánto tiempo tenían los sancristobalenses durmiendo sobre este campo minado?

Nuestra San Cristóbal se ha convertido en un gran caos; el tráfico vehicular en las calles, con muy poca regulación es exasperante; las vías de acceso y salida, han devenido a ser estrechas y muy pocas; sólo dos estrechos puentes sobre río Nigua, para manejar todo el tránsito que entra y sale del casco urbano desde Madre Vieja, Hatillo y Santo Domingo; la entrada y salida hacia Cambita, y lo mismo hacia Najayo abajo, son rutas inadecuadas para la cantidad de vehículos circulantes.

Y así cómo los ciudadanos de San Cristóbal viven en estrés y desorden, sus instituciones se manejan por favoritismo, desde el orden policial para una multa de tránsito, hasta aquellas que tienen que conceder los permisos correspondientes a negocios y operaciones industriales que ponen en peligro la vida de los sancristobalenses.

Después de un macabro balance oficial, de 33 cuerpos destrozados y más de 50 heridos, este pueblo no para de lamentar sus pérdidas; la sangre jamás secará en la memoria de nuestros huérfanos, niños y adolescentes; las lágrimas seguirán manando por décadas; y las manos y los bolsillos de quienes cogieron las preventas, para cerrar sus ojos o voltear sus caras a otro lado, seguirán ardiendo en sus conciencias.

Ahora, después de esta brutal cadena explosiva de muerte y destrucción, todos los hijos de San Cristóbal debemos pensar fría y concienzudamente sí, en nuestras manos está cambiar este rumbo de caos, degradación y muerte en que nos han sumido.

Conecta con nosotros
Más de Opiniones Ver todas
Últinas Noticias
Boletín Semanal

Las noticias más relevantes de la semana en su email.

Tú contenido importa
Tú también puedes informar que pasa en tu comunidad o tus alrededores.
Videos, fotos y noticias para publicarla en nuestros medios.
Boletín Diario