República Dominicana.-El traslado de los ataúdes con los cuerpos de los tres miembros de una familia, para ser velados en el mismo lugar donde la mañana del lunes fueron asesinados, intensificó el dolor de una comunidad ya consternada por el crimen y la delincuencia.
En Aminilla, una localidad del municipio Partido, en la provincia Dajabón, se vive de la ganadería, oficio al que se dedicaba la familia compuesta por Ramón Eugenio Medina, Carmelina Antonia Cabreja Ramos y el hijo de ambos, de 19 años, Daniel Medina Cabreja.
En medio del dolor por el asesinato de su hija, su nuero y su nieto, el señor Rodolfo Antonio Cabreja Bonilla agradece la gestión de las autoridades, porque “hicieron un trabajo que uno no lo esperaba”, pero a la vez pide a las autoridades locales prohibir que propietarios alquilen casas a los haitianos, y evitar así que permanezcan en el pueblo y cometan crímenes como el que les sorprendió la mañana del lunes.
“Que esa gente no le alquilen casas a los haitianos, que no se las alquilen no y…si la autoridad no nos ayuda, nosotros lo vamos a hacer con nuestras propias manos”, proclamó don Rodolfo, padre de otros tres, y quien “no he comido desde ayer (lunes, día de la tragedia) nada con sal, pero estoy agarrado de Dios, porque el que se agarra de Dios no se cae”.
Ha sido algo desastroso
“Para nosotros ha sido algo desastroso como familia, ver a tres miembros de nuestra familia a la misma hora, en este mismo lugar, en tres ataúdes. Esto es algo que ningún ser humano en la vida, quiere vivirlo”, dijo Juan Estévez, primo de Ramón Eugenio Medina Hernández.
El señor Juan se sumó también a los que piden “a nuestro presidente Luis Abinader, como a las otras autoridades, para que tomen cartas en el asunto, y se acabe ya de una vez y para siempre el tráfico de haitianos que viene sucediendo a diario, sin el control de las autoridades”.
Aminilla: “una comunidad olvidada”
En un reporte de nuestro corresponsal en Dajabón, los dolientes; la comunidad en sentido general, se quejan de que la comunidad Aminilla ha sido olvidada por las autoridades, pese a que su fuente económica es la ganadería.
“Aquí los caminos vecinales no sirven para nada; aquí no hay una policlínica; aquí no hay un puesto de policía. Tenemos que ir a Partido (municipio de Dajabón) para poner una querella”.
Pero, a pesar de no tener un centro médico que le brinde asistencia, ni vías transitables, el mayor problema que mantiene preocupada a la gente que vive en Aminilla, en Partido, un municipio de la provincia Dajabón, es la delincuencia.
“Aquí se ha desatado una delincuencia que la gente tiene que estar acostada, encerrada en su casa desde las siete de la noche ya”.
El temor por la delincuencia que se impone en Partido-Dajabón, ha mermado el trabajo, inclusive de los ordeñadores, que “tienen temor de salir a ordeñar las vacas, que generalmente salen a las cuatro de la mañana. No pueden hacerlo; tienen temor, porque los delincuentes no tienen hora”.
Y, algo que destacan los hombres y mujeres que claman por seguridad en la zona, es que son haitianos quienes están cometiendo actos delictivos, como el asesinato de Ramón Eugenio, Carmelina y Daniel, una familia de ganaderos, el lunes pasado.
“No queremos haitianos aquí”, se escuchaba decir entre la multitud que velaba los restos de tres hijos de Partido, en Dajabón.
Al presidente Abinader
“Al presidente Luis Abinader Corona, necesitamos que ya aquí pare esto, porque nosotros no podemos vivir en esta comunidad en paz, fruto de esta situación”, decía una señora de la comunidad Aminilla, en pleno velatorio, pidiendo al gobierno “que envíe autoridades; que envíe instituciones, las Fuerzas Armadas, lo que sea, pero que nos apoye en esto, porque de verdad que ahora tenemos el apoyo, pero cuando no nos están pasando estos casos estamos solos y ya no podemos permitir que Haití se mude para acá a traernos problemas, a quitarnos vidas”.
“Cobijo”: un caso anterior
En Aminilla ya habían saboreado el mal sabor de la tragedia, cuando el miércoles 2 de agosto recién pasado, un hombre murió y tres resultaron heridos, en un hecho que también se atribuye a nacionales haitianos.
Manuel Rodríguez, de 51 años, se desempeñaba como prestamista. Murió a causa de heridas de bala. Mientras que Francisco Rodríguez, de 81, y dos adolescentes de 16 y 13 años, todos de un mismo núcleo familiar, resultaron heridos.
Por el hecho fue apresado un ciudadano haitiano identificado como Ronald Joseph, apodado “Cobijo”.
Este miércoles se informó de la muerte, en un supuesto intercambio de disparos, de dos hombres de los que habrían participado en el asesinato de la familia Medina-Cabreja, el lunes 4 de septiembre en curso, en Aminilla.
Los restos de los tres miembros de la familia fueron sepultados este miércoles, en el Cementerio La Gorra, donde fue imposible evitar los gritos a todo pulmón, por un crimen que aseguran no quedará impune, reconociendo que "Dios no está de acuerdo con la venganza".