Londre-Edison Monsalve Cuartas, docente y Especialista en Sistematización y Gestión de datos, explica que “el problema en sí no es de redes sociales digitales o de tecnología, sino a lo que se está expuesto como seres humanos”.
Esto tiene muchísimo que ver con la personalidad de quienes entren a las redes sociales, pues, para Monsalve, “un individuo en un grupo social puede verse influenciado, como cuando haces tontadas con tus amigos, y peor si mezclas alcohol. En redes sociales es lo mismo, salvo que el impacto, presión y difusión es más alto. Entonces, si se tiene acceso a la tecnología se tiene acceso al porno, bulliyng y otros factores por igual”. Y es que, aunque exista control de los padres, la madurez y educación de un individuo es lo que realmente controla.
“De nada sirve todo el control paternal si el menor es fácilmente influenciable. Algunos sectores pueden poner límites a páginas web y otras tecnologías pero cosas como ‘La ballena azul’, pueden llegar por redes como Facebook o WhatsApp que, al parecer, son necesarias para estar comunicados. Como siempre habrá manera de saltar cualquier bloqueo, al final del día dependerá de la educación, carácter e influenciabilidad del sujeto”.
Solo hace algunos días, a raíz de la estrategia de ‘La ballena azul’ para hacer que los adolescentes se suiciden, y cuyo contacto se hace a través de las redes, el director de la Dijín, general Jorge Vargas, explicó: “con el Centro de Cibercrimen de la Interpol en Singapur se viene intercambiando información desde que tuvimos conocimiento por varias denuncias. Igualmente, contactamos al Centro de Cibercriminalidad de Europol, autoridades de Rusia, México y otros 18 países donde se vienen presentado estos casos hace cuatro años”.
Sí Ya hay denuncias en Colombia, por lo cual Vargas invita a generar un mensaje de alerta sobre la navegación responsable y sobre la responsabilidad que tienen los padres en acompañar a los niños, pero a todas luces, esto no parece suficiente
“Muchos padres les dan un celular a sus hijos, quienes comúnmente saben más que los padres de tecnología y, por ende, aunque lo restrinja, el niño encontrará la manera de saltarse.
Este contenido inadecuado llega por vías “saludables, útiles o saneadas”, esto es que el contenido de este “crimen cibernético” puede saltar los filtros, apareciendo, por ejemplo, bajo el nombre de “En la búsqueda de la felicidad”. “Pero los niños podrían llegar a él, o él a los niños, sin ningún problema”, enfatiza Monsalve.
El panorama es preocupante, pero la llave para cerrar la puerta la tienen los padres de familia, sólo ellos.
“Entonces, las preguntas serían: ¿A qué edad usted expondría a sus hijos a la presión de las redes sociales (con o sin vigilancia)? y ¿qué tan maduro puede llegar a ser el niño como para afrontar las situaciones donde la moral y su propia vida puede resultar afectadas?”, finaliza el académico.
Recomendaciones de la Policía
– Explicar a los hijos los riesgos de grupos cerrados en las redes sociales que atenten contra su integridad.
– Detectar comportamientos extraños que salgan de la rutina diaria de sus hijos adolescentes.
– Estar alerta ante comportamientos extraños como que los niños se despierten en la madrugada, se mutilen.
– Verificar las partes del cuerpo no visibles, pues se autoflagelan dibujando figuras, símbolos o códigos específicos (en el caso de ‘La ballena azul’).
– No permitir que los niños y adolescentes a su cargo planeen encuentros con desconocidos.
– Los administradores de estos grupos realizan ingeniería social para determinar los perfiles de las personas, por lo que han publicado en sus redes.
– Verificar los grupos a los cuales están vinculados los menores, en WhatsApp o en cualquiera de las redes sociales.
– Los administradores de grupos criminales sicópatas, son personas con conocimientos amplios en sistemas y realizan ingeniería social muy precisa para manipular a sus víctimas con la información que publican, ya que aseveran que una vez dentro del “juego” no se podrán ir y los amenazan con encontrarlos para “acabar con el trabajo”.