La unidad imperial llega a su fin en los Estados Unidos. La sociedad norteamericana está dividida en múltiples pedazos. En temporada electoral se nota en los demócratas y los republicanos, pero hay minorías de mucha influencia.
En las recientes elecciones se presentó un enfrentamiento entra dos poderes, los dos conservadores y enemigos de los cambios, pero que los divide el poder. Joe Biden no era un hombre de confianza, por lo que lo sacrificaron en la pugna.
Biden da claras demostraciones de sentir sobre sus hombros el peso de la edad. Difícil que gobierne en sus cualidades emocionales y mentales a la primera potencia del mundo.
Los demócratas no pudieron conseguir a un peso pesado para tirarlo al ruedo electoral, sobre todo con un Donald Trump que se veía como el ganador de las votaciones.
Kamala Harris fue escogida por la idea del continuismo. Un malpaso. En sus años de vicepresidenta no tiene un legado claro y su devenir político es más bien tímido. A pesar de la propaganda, se veía como una candidata derrotada.
Era imposible que en poco más de tres meses de campaña, Kamala consiguiera los suficientes votos y adherencias para ganarle a un Tromp, ex-presidente y con cuatro años de campaña.
El triunfo de Tromp ahonda las divisiones en los Estados Unidos. Seguro que las dos cámaras legislativas estarán a favor del gobierno, lo que ya es un golpe a la interdependencia de los poderes.
Algunos pensaron que Kamala ganaría las elecciones por su papel en un debate pasado por la televisión. No, en la profundidad de la crisis norteamericana hoy se buscan soluciones a los problemas, antes que el corte de pelo y la sonrisa.
John F.Kannedy le ganó a Richard Nixon por una sonrisa, la chaqueta perfectamente cortada, los ademanes, y estar bien maquillado. Nixon, un vicepresidente de Dwignt Eisenhower, no les dio importancia a esos detalles Para estas elecciones el debate estuvo lleno de nimiedades.
El debate es un show de la televisión norteamericana, no es obligatorio, pero la costumbre hace ley, y nadie rehúsa utilizar ese medo Hasta que llegó Trump.
El presidente electo va a heredar dos guerras, la del medio oriente y Ucrania. La industria de la guerra está detrás de su victoria, y podría doblarle el pulso de poner fin a la guerra de Ucrania a las horas de ser juramentado.
Puede ser que el pueblo rechace las guerras, y que desestabilicen la economía popular, pero son la razón de ser de la poderosa industria de las armas, y de los poderes ocultos: Los que mandan sin dar la cara, ni mancharse las manos. ¡Ay! se me acabó la tinta.