ESTADOS UNIDOS (NBAMANIACS.com).-Los Dallas Mavericks han iniciado una tendencia peligrosa. Tras caer por un punto ante Phoenix, por dos frente a Denver, y por tres contra Golden State, los texanos entraron en una racha de perder finales apretados a la que han dado continuidad esta madrugada en Salt Lake City.
Los de Jason Kidd cayeron de nuevo por una única posesión de diferencia, esta vez por 115-113, y sumaron su cuarta derrota consecutiva, lo cual, tras un inicio de curso que había sido prometedor, les hace caer fuera de los puestos de play-in con un balance de 5-7.
No obstante, si bien el choque se decidió en los últimos segundos la derrota de los visitantes comenzó a forjarse en el tercer cuarto, en el que se pusieron todo muy cuesta arriba y se obligaron a remontar. Utah llegó a colocarse con 16 tantos de ventaja gracias a su capacidad para convertir el partido en un caos, acelerando el ritmo, provocando decisiones precipitadas en los Mavericks que conducían a pérdidas y situaciones de contraataque, y encontrando una inspiración en el tiro de tres que los catapultó a liderato. Su nivel de intensidad y agresividad defensiva hizo cortocircuitar a Dallas y amenazó con poner fin al duelo por la vía rápida, pero los vigentes finalistas tenían aún una respuesta que dar.
Esta llegó, curiosamente, con Doncic en el banquillo, y estuvo comandada principalmente por la fe de un sensacional Naji Marshall. Con Irving ausente, Klay desacertado y Luka perdido a ratos, el alero se irguió como referencia inesperada del equipo, ayudando a marcar el tono y a recuperar sensaciones desde la defensa, resolviendo a la perfección sus internadas a canasta tanto en transición como en cinco contra cinco, y devolviendo poco a poco a la vida a los suyos. Utah, por el contrario, se fue quedando sin ideas una vez que el partido volvió a la normalidad y sufrió horrores para generar situaciones ofensivas en el último cuarto, fiándolo todo a la inventiva de Jordan Clarkson y a los milagros que pudiera encontrar por el camino, que fueron unos pocos pero no excesivos.
Los Mavs llegaron así a tomar la delantera a falta de minuto y medio, pero los Jazz, más por obstinación que por ideas, hicieron que esta durara poco y lograron que el choque llegara empatado a los últimos segundos. Y fue entonces cuando Doncic cometió un error fatal.
Luka no tuvo una gran noche. Resulta rarísimo decirlo cuando el boxscore marca 37 puntos y 9 asistencias, pero lo cierto es que fue un partido raro para él. A ratos muy empeñado en buscar triples que no entraban (4/13), más preocupado de sacarle faltas a Filipowski en algunos missmatches que de anotar, menos preciso de lo habitual en el pase… No estaba siendo una noche ideal. Pero la guinda llegó a falta de 7 segundos con un despiste defensivo impropio de la alta competición.
Con los Jazz atacando para tomar la delantera, Clarkson se estaba encargando de agotar los segundos antes de buscar la canasta mientras el esloveno cubría a John Collins, aunque lo hacía en una posición un tanto extraña que dejaba desprotegido el aro, casi como si diese por hecho que el ala-pívot iba a subir a bloquear. Pero tal cosa no ocurrió. Y mientras Collins decidía pedir el balón en la pintura, Luka se quedó con la mirada fija en Collin Sexton esperando quién sabe qué y permitió que ex de los Hawks recibiera solo y, con un mate cómodo, se fuera hasta los 28 puntos y convirtiera la canasta que valió el tercer triunfo de Utah en lo que va de temporada.
No estuvo más fino Doncic en la posesión final, en la que, sin que pareciera siquiera haber una jugada dibujada, recibió bien encimado por Sexton y, sin lograr hacerse espacio, acabó soltando el balón a Marshall en la esquina para que este lanzara rápidamente un triple que ni siquiera amenazó con ir dentro. Por cuarta vez consecutiva, a los Mavericks les volvió a salir cruz. Y esta vez seguramente con más motivos para la autocrítica que en las tres anteriores.