SANTO DOMINGO, RD.- El presidente de la República, Luis Rodolfo Abinader, declaró este jueves de alta prioridad para el Gobierno la intervención y recuperación de los ríos Ozama e Isabela, en el ámbito metropolitano del Gran Santo Domingo, con el propósito de lograr la regeneración física, urbana y ambiental de los terrenos ubicados en sus riberas, actualmente ocupados por asentamientos humanos.
El decreto 531-25 establece los límites geográficos propuestos y designa para su ejecución a la Unidad Ejecutora para la Readecuación de Barrios y Entornos (URBE), que se encargará de hacer los trabajos necesarios y a la cual le atribuye la responsabilidad de remozar, construir y readecuar las infraestructuras, dotaciones y vías existentes, así como desarrollar las que resulten necesarias, garantizando que las intervenciones respeten las condiciones sociales, culturales y patrimoniales de la zona.
Asimismo, deberá realizar procesos de socialización con la comunidad afectada, a fin de asegurar la participación de los residentes en la rehabilitación, protegiendo sus derechos y promoviendo un desarrollo sostenible y equitativo, así como gestionar la negociación y reubicación de los habitantes impactados por los trabajos que se lleven a cabo en los sectores objeto de la intervención.
Además, el decreto encomienda al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales la responsabilidad técnica y ambiental del proyecto, comprendiendo la evaluación y supervisión de las actividades que se desarrollen en las riberas de los ríos Ozama e Isabela, a fin de asegurar el cumplimiento de los estándares nacionales e internacionales de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos naturales.
Asimismo, corresponde a dicho Ministerio implementar medidas de conservación para la protección de la biodiversidad y de los ecosistemas acuáticos, forestales y ribereños afectados por el proyecto.
Los proyectos de recuperación de los ríos Isabela y Ozama no son cosas del presente, y las propuestas se han sucedido una tras otras desde hace casi 70 años.
Un punto de partida es el 1959 cuando el cabildo del Distrito Nacional, por disposición del dictador Rafael Leonidas Trujillo, movilizó hacia Los Mina a los residentes en Los Guandules, Guachupita y La Ciénaga, pero decapitada la dictadura le tocó a Joaquín Balaguer en su Era de los 12 años poner en marcha otro proyecto de protección para ambos acuíferos.
Durante la gestión reformista de 1966 a 1978 del expresidente Joaquín Balaguer se trasladaron hacia Las Caobas y Cristo Rey cientos de familias que volvieron a ocupar las riberas del Ozama e Isabela.
Los ocho años del PRD, entre 1978 y 1986, los funcionarios del gobierno sólo se recordaban del Isabela y el Ozama cuando cruzaban los puentes, pero en 1987, tras el retorno al poder de Balaguer, el ingeniero Rafael Tomás Hernández, inspector de obras del Estado, dio la voz de alarma y dijo que el río Isabela, afluente del Ozama, era una gran cloaca y que el expresidente Balaguer estaba preocupado por esa situación.
Se creó el Patronato Pro Saneamiento del Ozama (PROZAMA), que presidía el ingeniero Roberto Castillo Tió, quien informó que los trabajos de rescate ascendían, en aquel entonces, a 90 millones de pesos, menos de millón y medio de dólares a la tasa de hoy. Al final, prácticamente, nada se hizo.
En 1990 la subsecretaría de Recursos Naturales, de la Secretaría de Agricultura, diseñó un programa para sanear el Ozama y con él apoyar las disposiciones presidenciales contenidas en el decreto el 226-90, emitido por el doctor Balaguer, que prohibía lanzar desperdicios hacia el río.
Mediante esa disposición se le dio un plazo de 60 días a las industrias que lanzaban desechos al Isabela y Ozama, para que construyeran plantas de tratamiento. En el mismo decreto se ordenaba la creación de una Comisión Nacional de Medio Ambiente, integrada por las secretarías de Obras Públicas, Industria y Comercio, la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), y el Instituto de Recursos Hidráulicos (INDRHI), y el Instituto de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA).
Ya para agosto de 1993 la Comisión Nacional de Saneamiento Ecológico, presidida por César Tobías Rosario, expresaba que el saneamiento del Ozama e Isabela requería una inversión RD$1,500 millones.
En 1994, a través del decreto 7694, el expresidente Balaguer creó el Plan de Acción y Coordinación Institucional para la Reestructuración Social, Urbana y Ecológica de los Barrios Marginados que Rodean los ríos Ozama e Isabela.
En enero de 1995, a través de un alianza público-privada, el Poder Ejecutivo y el sector privado recolectaban fondos para construir plantas de tratamiento que serían levantadas en la confluencia de los ríos Isabela y Ozama, por un monto de US$18.0 millones, pero el plan no alcanzó su objetio.
En diciembre de 1997, Paolo Oberti, representante en el país del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), anunció que en 1998 comenzaría un programa de rescate a un costo de RD$5,000 millones.
En el año 2000, al final del primer gobierno de Leonel Fernández, la Autoridad Portuaria Dominicana (APD) informó, previo a un estudio sobre las condiciones del río, que el saneamiento del mismo costaría alrededor de US$350 millones.
El 31 de agosto del 2000, con el agrónomo Hipólito Mejía ya instalado en el Palacio Nacional como presidente de la Repúblcia, la empresa Souther Cross presentó un proyecto para sanear el Ozama en cuatro años, a un costo de US$445 millones, parte de los cuales serían financiados por la banca extranjera.
En los últimos 25 años, primer cuarto del presente siglo, el tema del saneamiento de ambos ríos se ha quedado sólo en discursos y debates de ambientalistas.
Se espera que con el decreto 531-25, emitido este jueves por el Poder Ejecutivo, el Isabela y el Ozama alcancen por fin la limpieza de sus riberas y sus cauces vuelvan a ser corrientes de aguas cristalinas.