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Nueva York. En un discurso cargado de tensión y declaraciones polémicas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a la Asamblea General de la ONU con un mensaje duro contra la inmigración ilegal, críticas abiertas a sus aliados, y una visión desafiante del rol del organismo internacional.
Desde el estrado del foro multilateral, Trump advirtió que los países europeos “se están yendo al infierno” debido, según él, a políticas migratorias laxas fomentadas por la propia ONU, institución a la que acusó de ser ineficaz y de estar detrás de una “invasión migratoria”. “Es hora de acabar con el fallido experimento de las fronteras abiertas”, sentenció, en un discurso que superó ampliamente los 15 minutos reglamentarios.
En una jornada marcada por encuentros bilaterales y una retórica encendida, el mandatario estadounidense también cargó contra el reconocimiento internacional del Estado palestino, al calificarlo como una “recompensa” tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2003, hecho que consideró el detonante de la actual guerra en Gaza.
No faltaron las advertencias a enemigos ni las tensiones con aliados. Trump dirigió un duro mensaje al gobierno venezolano y a los narcotraficantes de la región: “A todo matón terrorista que esté traficando drogas venenosas hacia los Estados Unidos: téngase por avisado, lo haremos saltar por los aires”, dijo, tras confirmar ataques militares estadounidenses en el Caribe que dejaron al menos 14 muertos.
Durante su intervención, también hubo espacio para la ironía. Se burló de los fallos técnicos en su llegada al edificio de la ONU, incluida una escalera mecánica descompuesta y problemas con su teleprónter. “Esto es todo lo que he logrado de la ONU”, bromeó.
A pesar de su tono desafiante, Trump confirmó varias reuniones diplomáticas, incluyendo un próximo encuentro con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, con quien se cruzó en los pasillos del edificio. Si bien criticó las políticas de Brasil y pidió sanciones por la condena a Jair Bolsonaro, sorprendió con un giro conciliador: “Nos hemos abrazado y hemos decidido que nos veremos la semana que viene”, afirmó.
En contraste, Lula había advertido previamente sobre los riesgos de las fuerzas antidemocráticas y rechazó las “medidas unilaterales” contra las instituciones de su país. Más temprano, el secretario general de la ONU, António Guterres, centró su discurso en la urgencia del cambio climático y los recortes en ayuda internacional, aunque evitó mencionar directamente a Estados Unidos.
Trump, sin embargo, no se contuvo: calificó el cambio climático como “la mayor estafa de la historia” y volvió a atribuirse logros internacionales, asegurando que ha contribuido a resolver “siete conflictos” sin ayuda de la ONU.
La agenda de Trump incluyó encuentros con líderes clave, como el presidente ucraniano Volodímir Zelenski a quien respaldó en su defensa aérea contra Rusia y el presidente argentino Javier Milei, a quien elogió sin reservas: “Está haciendo un trabajo fantástico. No creo que necesiten un rescate”.
Mientras tanto, el Servicio Secreto estadounidense informó que logró desarticular una red cibernética con más de 100.000 tarjetas SIM que podría haber colapsado las telecomunicaciones de Nueva York antes de la cumbre.
