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SANTO DOMINGO NORTE.- Las lluvias convierten al sector La Tosa, en el distrito municipal de La Victoria, en un escenario de caos y vulnerabilidad. Cada vez que el río Tosa, que se conecta con los ríos Cabón, Yuquita y Ozama, se desborda, las calles se vuelven intransitables y los hogares terminan inundados.
Los residentes aseguran que, cuando llueve, el agua cubre por completo las viviendas, obligándolos a usar yolas o a permanecer aislados hasta que bajen las aguas. Sin embargo, señalan que el verdadero problema llega después, cuando los mosquitos, el lodo y los malos olores se adueñan de la comunidad.
Para Luis Urbaez, uno de los afectados, la situación es “penosa y preocupante”, ya que el desbordamiento no solo deja pérdidas materiales, sino también condiciones insalubres que ponen en riesgo la salud de todos. A esto se suma el hedor que queda en la zona tras cada crecida del río.
Arcides Peña, otro residente, explicó que “cada vez que el río se rebosa, el agua llega hasta lo último” y los hogares se convierten en pequeños estanques. Coincidió con otros comunitarios en que, aunque el agua baje, el peligro continúa por la proliferación de insectos y enfermedades.
De su lado, Claudina Beltré Silverio expresó que la situación “se les pone difícil” cada vez que llueve, y lamentó que se sienten “huérfanos” ante la indiferencia de las autoridades, sin respuesta a sus reclamos de ayuda.
Los comunitarios denunciaron además la existencia de un vertedero improvisado en la entrada de la calle 11, el cual agrava la situación. Explican que el lugar funciona como un contenedor improvisado donde se lanza todo tipo de desechos, lo que genera contaminación y plagas. Según Urbaez, muchas veces deben quemar o enterrar la basura para evitar que se acumule y empeore los malos olores.
Ante esta realidad, los habitantes de La Tosa pidieron a las autoridades “sensibilizarse con su situación” y responder con acciones concretas. Peña criticó que los políticos del área “solo se aparecen en tiempos de elecciones para pedir votos”, mientras los problemas persisten.
Beltré agregó que temen ser desalojados sin una solución digna, pues “los pobres siempre somos los olvidados”. En tanto, Urbaez pidió que “vengan al auxilio de nosotros”, ya que las condiciones actuales son insostenibles.
Los moradores de la calle 11 aseguran que continúan viviendo en medio de la contaminación y el riesgo sanitario por falta de opciones de vivienda, y que el miedo a un desalojo sin reubicación solo agrava su sensación de abandono.
