DISTRITO NACIONAL, SANTO DOMINGO.- Un día después del desalojo ejecutado en el barrio Cuba, en el sector Los Ríos del Distrito Nacional, la ampliación de la avenida República de Colombia ha dejado a decenas de familias sin hogar, sin garantía de reubicación y con denuncias de agresiones por parte de las autoridades.
El operativo, llevado a cabo por la Policía Nacional y el Ministerio de Obras Públicas, inició este viernes con el pie izquierdo, según residentes, quienes aseguran que varios de los afectados resultaron heridos durante la intervención.
Edwin Rincón, uno de los desalojados, narró que su primo sufrió lesiones severas durante el desalojo.
“El primo mío que se llama Patrón, le rompieron un pie, un policía allá dándole golpe a él, y yo tuve que decirle que lo dejen, que es primo mío. Ese primo mío botó más de una cubeta de sangre en el destacamento de las 800”, denunció.
Rincón también aseguró haber sido víctima de agresión física por parte de agentes policiales.
“Ellos me agarraron y me tiraron de allá arriba, miren cómo yo estoy. Me dieron un trompón ahí, un trompón ahí, una patada por ahí y me estrellaron por ahí, y me llevaron para el destacamento diciéndome cosas”, relató.
Otras familias también denunciaron maltratos, como el caso de Carla Rincón, quien afirmó que fue agredida mientras intentaba proteger a su hija.
“A mí me agredieron, me torcieron el pie, la niña me forzaron para quitármela. Yo se la intentaba quitar y ellos a mí; en una se la tuve que dejar porque yo dije: yo le voy a zafar un brazo o se lo van a zafar ellos. Y me sacaron todo, me lo rompieron: la leche, los paleros… yo quedé en la calle”, expresó.
Tras el desalojo, muchos residentes quedaron con sus pertenencias expuestas en la intemperie, dependiendo de la solidaridad de vecinos para almacenar lo poco que pudieron salvar.
Rafael Soto Rincón explicó que tuvo que mover sus pertenencias en plena madrugada.
“Yo tenía los trates ahí y el vecino aquí me prestó un apartamento como a las 3 de la mañana. Todos mis trates están regados; las estufas y las cosas las tengo de este lado ahí”, señaló.
Mientras que Juan Carlos Rincón, con 46 años viviendo en el barrio, criticó la forma en que fue ejecutado el procedimiento.
“Nosotros tenemos aquí 46 años viviendo. Ellos nos tumbaron las casitas sin darnos nada. Ellos vinieron a las 6 de la mañana, todo el mundo en su casa acostado. Abinader lo que tiene es que cuidarse; Abinader está abusando de los pobres, ellos nada más con sus ricos”, expresó indignado.
En medio de los escombros dejados por la demolición de los edificios de la calle Alexander, niños de la comunidad se han dedicado a recoger varillas para venderlas, mientras los adultos buscan alternativas para sobrevivir sin hogar y sin respuestas claras sobre su futuro.
Las familias afectadas esperan que en los próximos días las autoridades ofrezcan soluciones definitivas y garantías de reubicación ante la pérdida repentina de sus viviendas.