Santo Domingo, RD.- Las últimas dos décadas del pueblo haitiano han estado marcadas por una constante: la crisis generalizada; acentuada por la violencia, el hambre, inestabilidad política, enfermedades y frecuentes catástrofes naturales.
La desgracia del país más pobre del hemisferio occidental no podía ser peor, en julio de 2021 fue asesinado en su propia casa el presidente, Jovenel Moise, en el marco de las revueltas que sacudían la nación caribeña en demanda de que el mandatario abandonara el poder.
Desde entonces el panorama ha ido de mal en peor y, en este año 2025, que está a punto de concluir, la situación llegó a unos extremos a los que se entiende que ya ese pueblo no puede aguantar más.
Pese a la llegada, en de agosto de 2024, del primer contingente de policías de Kenia, país que encabezaba la tan solicitada misión de paz -aprobada en octubres de 2023 por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas- nada ha mejorado, al contrario, ha empeorado.
Al iniciar el presente año llegaron 150 soldados más, procedentes de Centroamérica, para reforzar la Misión de Paz y posteriormente se sumaron otros efectivos kenianos. Pero eso en nada cambió la cruel realidad haitiana.
Haití, que desde el pasado año está bajo el Gobierno de un Consejo Presidencial de Transición, en este 2025 solo ha visto incrementar la violencia, al menos mil 500 personas han muerto como consecuencia del horror infligido por las bandas criminales, declaradas como grupos terroristas extranjeros por Estados Unidos.
Las pandillas, operando bajo una coalición que lidera el expolicía, Jimmy Cherizier (Barbecu), parecen ser el Gobierno al mando, controlando la mayor parte del territorio de la capital y expulsando a la gente de sus hogares.
Según el activista defensor de los derechos de los migrantes, William Charpentier, -coincidiendo con informes de la ONU- la hambruna es otra de las miserias que azotan a la media isla ubicada en el Caribe, donde también impera la violencia sexual y la explotación de la niñez por los grupos armados:
"La dificultad para conseguir alimentos pone a los haitianos en una situación más difícil, lo que combinado con el deterioro del sistema de salud es casi una sentencia de muerte para cientos de miles en esa nación", afirmó Charpentier, quien es el coordinador general de la Mesa Nacional para la Migración.
En medio de la nebulosa bracea como naufrago el Consejo Presidencial de Transición, que cada seis meses recibe a un nuevo presidente. Este órgano es dirigido desde agosto por el político y empresario Laurent Saint-Cyr, quien a su llegada al cargo declaró estado de emergencia en las jurisdicciones dominadas por los grupos criminales y designo a un nuevo jefe policial.
Por el recrudecimiento de la violencia, ante el inminente fracaso de la misión liderada por Kenia, así como por el incesante clamor ante los organismos internacionales del presidente dominicano, Luis Abinader, en septiembre del año en curso se resolvió en el Consejo de Seguridad de la ONU transformar la Misión de Paz en una Fuerza de Supresión de Pandillas.
Para algunos, los intentos de llevar una solución a la catastrófica situación que asola a la llamada “Perla de las Antillas” se han enfocado de manera errada, dejando al margen un factor crucial para el éxito, la inclusión de los sectores sociales del marginado país.
Pese a que el 2025 parecía un año de buenas nuevas para el pueblo vecino, según pasaron los días la chispa de la esperanza se fue extinguiendo, no solo por el hambre, violencia y enfermedades como el colera y zika, sino también por la frustración de los planes para realizar elecciones en noviembre de este año y su postergación para agosto de 2026.
Con pesar, hay que decir que, sin importar los aparentes esfuerzos de las autoridades haitianas y la comunidad internacional para generar un cambio positivo, la violencia y la miseria se ha magnificado en ese país, donde reaparecieron los enfrentamientos entre bandas que en el pasado se llevaron de paso las vidas de miles de ciudadanos. Tan solo a inicios de diciembre 49 personas murieron en una de estas refriegas, entre ellos diez niños.
Los estudiosos del tema albergan el deseo de que, por fin, en este próximo año 2026 la vecina nación regresar el orden institucional, la paz y la brisa de la prosperidad.
En un escenario de incertidumbre, como el que impera a esta fecha de diciembre de 2025 en Haití, solo resta esperar que al término de este ciclo y con el inicio del año 2026, cambie la suerte del desventurado pueblo haitiano e inicie una era de bienestar.
