EE.UU-La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) denunció este martes que “se ha consolidado” en el continente americano “un patrón de agresiones” contra el periodismo, proveniente tanto del crimen organizado, como de los Gobiernos.
La violencia en contra de los periodistas y los medios, la proliferación de leyes y proyectos que intentan controlar la actividad periodística, unidos a las presiones de parte de las autoridades y a la falta de acceso a las informaciones oficiales son, de acuerdo a la SIP, los principales obstáculos a la libertad de prensa.
La organización, que integra a más de mil 200 medios de comunicación de la región, denunció una conducta de “persecución y acoso” contra la prensa en 2017 en Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Honduras, México, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela.
Lamentó además el asesinato de, al menos, 18 comunicadores, 10 de ellos en México y 3 en Honduras. “Los asesinatos son la expresión máxima de brutalidad que puede alcanzar la censura”, destaca el organismo.
“Pero no termina ahí la persecución a los profesionales de la comunicación”, denunció en su comunicado la SIP, que hoy concluyó en Salt Lake City (Utah, EE.UU.) su 73 Asamblea General.
La organización lamentó que “los medios en Estados Unidos, en general, permanecen bajo el asedio de una fuerte retórica contra ellos liderada por el presidente Donald Trump”.
Las acusaciones de “fake news” o “noticias falsas” como una estrategia de funcionarios y Gobiernos para “desacreditar el trabajo de los informadores” han servido para “crear desconfianza en los informadores e incluso alentar actitudes agresivas hacia ellos”, afirma la SIP.
La SIP afirmó que “el hostigamiento a la prensa se manifiesta también en las legislaciones”, con casos en Venezuela, Colombia, El Salvador o Ecuador, donde “aún se mantiene vigente la estructura legal heredada del Gobierno anterior que creó un sistema procesal (…) en contra de la libertad de prensa”.
No obstante, la organización dijo que en Ecuador hay ahora “un clima de mayor respeto a la libertad de expresión”.