538 electores escogerán este martes entre Donald Trump y Hillary Clinton al presidente que representará a más de 300 millones de estadounidenses.
Los votantes estadounidenses no eligen directamente a los candidatos a presidente sino a los electores de su estado, quienes obtienen el poder de representarlos en el Colegio Electoral, una figura establecida por el artículo II de la Constitución de 1878.
El total de electores del Colegio es 538 y estos eligen al mandatario que dirigirá al país en los cuatro años posteriores a la elección. La cantidad de electores por Estado surge de la suma de dos senadores y sus representantes en el Capitolio, cifra que depende de la población de cada estado.
Trump es el candidato responsable de desatar una polémica en cuantos a las expulsiones masivas de inmigrantes, gracias al desprestigio publico que ha difundido, el candidato ha tachado de “violadores y ladrones” a los inmigrantes mexicanos. Además dentro de sus propuestas, destaca la construcción de un muro en la frontera con México, a cuyo Gobierno el magnate pretende imponerle el coste de la construcción.
Clinton por su parte ha manifestado no querer deportar a inmigrantes indocumentados, excepto aquellos que sean criminales violentos o terroristas. Sin embargo, promete introducir una "reforma migratoria integral" ante el Congreso en sus primeros 100 días de Gobierno.
La demócrata, aliada del presidente Barack Obama, razón por la que se espera que continúe por la misma línea, se muestra abierta a la comunidad latinoamericana pero ha sembrado dudas dado las reformas implantadas en la materia por el actual mandatario estadounidense.
En las elecciones de Estados Unidos ningún aspirante puede ganar sin el voto hispano, un solo voto hispano puede arrasar con todo en estados con presencia latina, según experto.
"El voto hispano es importante porque basta un solo voto hispano para que se lleve todos los votos en un estado, ese es el caso en Florida, California y Nueva York, estados que tienen una fuerte presencia hispana", explicó Patricio Zamorano, analista político y Director Ejecutivo de Infoamericas.
En las elecciones estadounidenses no existe aspirante alguno que pueda triunfar sin el voto hispano, "el cual representa más o menos el 10 o 12 por ciento del padrón electoral", precisó Zamorano.
Referirse a los latinos como inmigrantes, etiqueta negativa y errónea, acarrea un riesgo porque tres de cada cuatro latinos no son inmigrantes y 90 por ciento de ellos son las segundas generaciones de inmigrantes nacidos en
En EE.UU.,
Bajo el argumento de defender a los estados más pequeños de los intereses de los más grandes, no se realiza una elección directa.
La elección del presidente de EE.UU. recae en el Colegio Electoral, un sistema con 229 años de historia, y no los votantes, pues, no eligen directamente sino que delegan esa función en 538 compromisarios o electores que, en su nombre, votarán en los 50 estados del país y el Distrito de Columbia (sede de la capital).
En vísperas de las elecciones presidenciales de Estados Unidos el número 270 comienza a tomar protagonismo cuando se trata de conocer quién será el candidato que ocupe la Casa Blanca.
Será esta la cantidad de votos la que determine quién ganará entre uno u otro candidato, en un país con más de 320 millones de habitantes.
Así lo estipula el sistema electoral estadounidense, que por cierto, tiene sus variaciones en algunos de los 50 estados y el Distrito de Columbia.
En esta nación los ciudadanos registrados para participar en los comicios emitirán su voto para favorecer al candidato de su preferencia. Hasta este punto, parece una elección como cualquier otra, pero el resultado que se obtenga de la expresión popular directa servirá solo para avanzar a la siguiente fase del proceso.
Los medios de comunicación llevarán la cuenta de los votos que alcancen los candidatos y serán quienes anuncien al ganador.
Este año 14 estados tendrán restricciones, por vez primera, para una elección presidencial.
Durante décadas larguísimas Estados Unidos ha estado exportando su "democracia" a todo el mundo, haciendo creer que son la llama de la libertad y la democracia. Pero con la inminencia de la elección presidencial de 2016, las leyes que se interponen al voto en casi todos los estados están restringiendo el acceso a vastos segmentos de la población, y en efecto están limitando la democracia.
"Esto no tiene precedentes", afirmó Lawrence Norden, director adjunto del Programa para la Democracia del Centro Brennan, el cual estudia las leyes del voto. "No habíamos visto esta cantidad de leyes que restringen el derecho al voto probablemente desde finales del siglo XX. Definitivamente, este es uno de los mayores retrocesos desde el tiempo de la lucha por los derechos civiles, en términos de acceso al voto".
Norden en realidad dijo esto hace cuatro años y desde entonces la situación solo ha empeorado. Este año, el Centro espera que los votantes se encuentren en una situación en la cual, es la primera elección en 50 años en la que no está garantizado su Derecho al Voto Constitucional, que se había aprobado justamente para eliminar la discriminación en la votación.
Donald Trump, candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos (EE.UU.), ha planteado como parte fundamental de su programa de Gobierno la construcción de un muro para separar esa nación de México e impedir el paso de inmigrantes. Sin embargo, esta edificación no es algo nuevo entre ambas naciones que comparten una frontera de tres mil 200 kilómetros.
En la actualidad, un tercio de la frontera está separada por vallas de acero y concreto, al que se suman cámaras infrarrojas, sensores, aviones, dirigibles y otros mecanismos.
Otra parte del territorio es considerada desértica, pero Trump plantea completar el muro y eso se ha convertido en una prioridad para su posible gestión. Esto podría tener efectos económicos, bilaterales y ambientales en ambas naciones, pero además, encontraría impedimentos para su ejecución.
Al respecto, el académico y analista político, Miguel Tinker Salas, en entrevista para teleSUR, aseguró que se trata de un mito del aspirante a la Casa Blanca que vaya a construir una muralla. Será “una muralla simbólica”, porque Trump está “manipulando un sentimiento que existe en un sector reducido de la población (estadounidense)”.